El presidente de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), Osmar Benítez, consideró que debe ser cambiada la disposición del Código de Trabajo que ordena que, en cualquier actividad económica, el 80% de los empleados sea dominicano y el 20% extranjero, porque en el sector agropecuario esa medida no se cumple dado el desinterés de los dominicanos por trabajar en el campo, lo que crea un dependencia hacia el obrero haitiano.
“La mano de obra haitiana es necesaria, no imprescindible, y no podemos llamarnos a engaños, es necesaria porque dependemos de ella. En el sector agropecuario, el 70 por ciento de la mano de obra es haitiana”.
“El Código Laboral dice que debemos tener 20% mano de obra extranjera y 80% dominicana, pero eso contrasta con la realidad, por eso le hemos dicho a todos los ministros de Trabajo que hay que cambiar la ley para adaptarla a la realidad y ponerle un plazo”.
Benítez afirmó que los productores agropecuarios están violando la ley porque no tienen alternativa, ya que el dominicano prefiere ganarse la vida en otras actividades menos duras que las que se realizan en el sector agropecuario.
“Estamos violando la ley porque no tenemos alternativa. Yo pongo un anuncio en la emisora de la región donde está mi finca, y digo que quiero mano de obra dominicana, y si no vienen tengo que contratar haitianos” afirmó Benítez, quien es productor de plátanos.
Puede leer: Sector agropecuario necesita capitalización para fortalecerse más
En ese contexto negó que el tema salarial incida en la resistencia que tienen los obreros dominicanos a trabajar en el sector agropecuario.
“No es que se paga mal, es que ellos quieren tareas más cómodas, venden frutas o frituras en la carretera, se dedican al motoconcho, y eso es más cómodo que fajarse a guayar la yuca, a hacer zanjas, a desyerbar, es duro, pero es digno”.
“Yo conseguí once obreros en Villa Altagracia y los mudé a mi finca; tienen una casa con televisor, telecable, les estoy dando todo el apoyo que quieren y están trabajando igualito que los haitianos, y les estoy pagando bien, yo pago 700 pesos al día”, refirió.
Choques con Migración
Benítez explicó que la contratación de mano de obra haitiana representa un constante problema para los productores, por la irregularidad del estatus migratorio de esos empleados y los operativos que realiza la Dirección General de Migración.
Por esas dificultades decidió utilizar cada vez menos a esos extranjeros.
“Yo no voy a seguir con ese show, de que Migración me llega mañana buscando haitianos ilegales, y me ponen una multa que va desde 50,000 hasta 60,000 por cada haitiano, no voy a estar con ese show porque esos haitianos tienen un carné que los autoriza a trabajar, pero cuando se vence la autoridad no lo renueva. Yo tengo que renovarlo pero necesito el auxilio del gobierno, pero el gobierno no me ayuda”.
“Hay que ponerle atención a eso, porque nosotros necesitamos regularizar a los haitianos, no necesitamos más haitianos, con lo que tenemos es suficiente, pero no tenemos ayuda del gobierno dominicano ni tampoco del haitiano para regularizarlos, entonces estoy en falta sin querer”.
Más tecnificación
Benítez explicó que la dependencia de la mano de obra haitiana solo puede reducirse con la tecnificación del trabajo, con el uso de tecnologías.
Pero ese salto cualitativo tiene un alto costo, y no todos los agroproductores pueden sostenerlo.
“Tenemos tecnología como la mecanización, hay tractores que le pones el mapa de la finca y con un control se va solo, sin un operador, pero es un equipo carísimo, esos son cosas que debemos abaratar”.
En ese sentido dijo que la mecanización es fundamental para reducir la necesidad de mano de obra haitiana en la agricultura dominicana, y así poder avanzar en la modernización del campo.
“Porque los trabajadores haitianos son buenos, son trabajadores, se les paga bien, hacen los trabajos duros y difíciles, pero muchas veces no son letrados, no hablan español, hay que explicarle varias veces. Contrario al obrero dominicano. Yo tenía 70 trabajadores haitianos y me quedan ocho, porque he ido dominicanizando la finca”.
Benítez explicó que las ventajas de la tecnología son impresionantes , ya que se están usando drones para la aplicación de insecticidas.
“Aquí ya e han ido introduciendo lo drones, yo los uso para aplicar un fungicifa para atacar la Sigatoga negra, que es la principal plaga que ataca a los plátanos y guineos, yo uso drones para eso, antes usaba avionetas pero es más riesgo. El dron va pegado al cultivo y no se diluye.
“Pero un dron cuesta 21,000 dolares, de los cuales 10,000 son de impuestos. Le hemos pedido al presidente Luis Abinader que queremos que le pongan tasa cero para que se masifique, porque tiene un impacto en el medioambiente, en el costo de producción y en la efectividad del control de las enfermedades y plagas”.