En el artículo anterior hicimos una breve reseña de la formación del carácter del presidente Joe Biden. En este trataremos los principales desafíos a los que se enfrentará, para que su gestión se desarrolle con la más alta eficiencia.
Es necesario destacar que la contienda electoral del 2020 tuvo un comportamiento muy singular por lo siguiente: se incitó al uso masivo de la votación temprana por correo, lográndose una participación, que no se había visto en 120 años, causa principal para que el expresidente Donald Trump acusara el proceso de fraudulento, convirtiéndola en las elecciones más anómalas y trascendentes de la historia reciente.
Hubo dos meses de acusaciones falsas y agresivas de Trump y sus partidarios, creando un ambiente potencial de violencia que culminó con el ataque al Capitolio, un hecho insólito para Estados Unidos, nación que tiene dos siglos de respeto absoluto al Congreso, uno de los tres poderes del Estado en la que se sustenta la Constitución estadounidense.
La toma de posesión de Biden fue un primer paso hacia la restauración de una apariencia de normalidad en una democracia. Su predecesor, después de dos meses de intentar mantenerse en el poder, anulando la voluntad de los votantes, le dijo al pueblo estadounidense que «tenga una buena vida», antes de evadir la ceremonia.
El National Mall estaba casi vacío, despejado de multitudes debido a la amenaza de violencia. Las palabras de Biden resonaron mayúsculas bajo bloqueo, fortificado por unos 25.000 miembros de la Guardia Nacional. Se sintió como una inauguración en tiempos de guerra.
En este momento, los mayores desafíos que enfrenta Estados Unidos son la unidad y la pandemia, esta, al 4 de febrero, ya supera los 26.7 millones de infectados y 455,805 muertes (cantidad por encima de los
muertos en la Segunda Guerra Mundial). Aun cuando ya se inició el proceso de vacunación, que al momento de escribir este artículo se han vacunado 27.9 millones, con un promedio de 1.3 millones por día y con una tendencia a aumentar, a pesar de la dificultad de logística de este proceso.
El principal desafío en la actualidad es poder lograr un balance entre la salida de la pandemia y la estabilidad económica. En declaraciones públicas, Biden dijo que pediría al Congreso que apruebe otro plan de ayuda económica por la pandemia al asumir la Presidencia, justo después de que se aprobara un paquete de US$1, 900,000 millones.
Después de cuatro años de profunda polarización política y tras unas elecciones traumáticas, entre las primeras acciones de importancia que ha tomado el presidente Biden se encuentra el nombramiento de un gran número de mujeres dentro de su Gabinete, así como el nombramiento de las minorías, con ello, dándole participación a todos los grupos. Para asumir esa carga -este es el segundo desafío- necesita buenos consejeros. Un presidente vale lo que valgan los consejos de sus asesores.
Recomponer las relaciones internacionales es otro gran desafío que tiene Biden. Las principales relaciones internacionales de Estados Unidos, por acciones del expresidente Donald Trump, se encuentran laceradas o, incluso, rotas, por lo que la política exterior presentará también continuidades y tendrá que enfrentarse a dilemas no fácilmente solucionables, muy especialmente con China que es, actualmente, la segunda potencia del mundo.
Igualmente, Biden le ha dado una prioridad especial a la lucha contra el cambio climático, luego de cuatro años de rechazo por el Gobierno de Trump. Ha prometido, igualmente, volver al sistema de alianzas tradicionales de los Estados Unidos, por ejemplo, los países de la Unión Europea, de Latinoamérica, de Asia, así como países como Japón y Corea del Sur que se han sentido ignorados o maltratados.
En el próximo artículo, trataremos sobre las oportunidades que tiene Biden frente a la situación actual, no solo de Estados Unidos, sino del mundo.