El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, tras ganar una contienda electoral, injustamente cuestionada por el opositor, tiene hoy grandes desafíos frente a una nación evidentemente dividida y con grandes retos frente a las dificultades actuales en las áreas de salud, política, economía y en la social; pero, a la vez, con grandes oportunidades, las cuales trataremos de esbozar en esta serie de artículos.
Es importante destacar el carácter de Biden, y su proceso de formación. Como todo presidente, es un hombre de grandes ambiciones. De hecho, empezó a desarrollar un plan, bien detallado, de la campaña presidencial desde su época universitaria.
Una de sus principales características es la sorprendente empatía que posee, que desemboca en una actitud de alta comprensión para los otros, tal como si todas sus tragedias se les transformaran en fortalezas. Fue uno de los senadores más jóvenes -29 años- que ha tenido los Estados Unidos. Es el presidente número 46, el de mayor edad elegido. Posee una historia de décadas de determinación e impulso.
Su carácter es una combinación de rasgos: conciliador y no impulsivo. El hombre adecuado para dirigir a los estadounidenses en un momento de severa división, de desconfianza en el sistema político y las instituciones básicas del país. El pueblo estadounidense, a menudo, opta por lo contrario de lo que sucedió con el anterior.
¿Cómo llegó Biden al día de hoy? Es una historia bien contada: luchó contra un dolor abrasador y desgarrador: la muerte de su primera esposa, Neilia y su hija Naomi, en un horrible accidente de tránsito en 1972. Sus dos aneurismas cerebrales en 1988, la pérdida de su hijo, Beau, por cáncer cerebral en 2015. Se convirtió en una piedra en el Senado, incluso cuando parecía que nunca podría abrirse paso en la búsqueda de la Presidencia.
Obviamente, Biden nunca tuvo la intención de esperar tanto tiempo para obtener el premio final, pero cuando se encontró con obstáculos, su instinto lo dirigió no al rechazo, sino a ponerlos al servicio de su proyecto a largo plazo.
Durante mucho tiempo, guardó en su interior su sufrimiento más profundo, tras el accidente que se produjo cuarenta y un días después de su elección al Senado. Apenas pudo hablar de ello en público. Pero durante muchos años habló de tragedia, principalmente, cuando se refería a los otros y, especialmente, en los elogios que expresó en los funerales de sus compañeros políticos, tanto de aquellos que estaban de su lado, como del contrario.
La guerra de Vietnam le proporcionó su gran enfrentamiento entre la izquierda y el centro, entre activistas pacifistas y políticos orientados hacia el proceso que se oponía a la guerra, pero que nunca se sintieron cómodos con la rudeza de las protestas callejeras.
Biden y Obama se complementaron, asumiendo y reflejando diferentes aspectos del carácter estadounidense: el Obama cerebral, profesor, genial y Biden, mostrando siempre una genuina sonrisa, sirviendo como el gran consolador (los vicepresidentes tienen que asistir a muchos funerales) advirtiendo alternativamente sobre su temperamento irlandés y abrazando a cualquier extraño en el dolor.
En este tiempo de pandemia y convulsión económica son más grandes los desafíos. Sin embargo, con las lecciones aprendidas de la gran recesión, los avances en el conocimiento del covid-19 y el desarrollo y autorización de usos de las vacunas se vislumbran oportunidades de mejoría en el mediano plazo.
Biden fue senador por el Estado de Delaware en el 1972 y reelegido seis veces antes de renunciar por haber obtenido la vicepresidencia junto Barack Obama en el 2008. Como senador fue miembro principal y posterior presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Se opuso a la Guerra del Golfo en 1991, pero apoyó la expansión de la alianza de la OTAN en Europa del Este y su intervención en las Guerras Yugoslavas de la década de 1990.
En el próximo artículo, trataremos los principales desafíos a los que se enfrentará, así como de las oportunidades que podría aprovechar para salir a flote