La mayoría de los banilejos que emprende viaje a Estados Unidos son motivados por amigos, familiares y allegados que desde ese país les envían dinero, fotografías en las que muestran lujos, joyas, ropas y otros atractivos. En unos casos, son parejas separadas que deciden reencontrarse.
De los familiares consultados sobre las razones de la emigración de sus hijos, la mayoría insiste en que en Baní no hay futuro y que en Estados Unidos pueden obtener recursos para mejorar o cambiar su estatus en obvia referencia a otros jóvenes del vecindario o conocidos que han salido de la pobreza.
Claro está, también pesa la falta de empleo. De acuerdo con los datos del Banco Central, la provincia Peravia está colocada como una de las cinco que recibe mayor envío de remesas.
Otro dato importante que puede explicar la emigración es que más del 40 por ciento de su población está en un alto nivel de pobreza, zonas rurales y barrios urbanos como El Limonar, Las Tablas, Las Carreras, El Pinar, Galeón, Villa Majega, Santa Rosa, Las Colinas, Barracones, El Maní, La Saona, El fundo, y otros lugares.
Un atractivo que según personas cuestionadas motiva es la cantidad de drink, bares, restaurantes, colmadones, tiendas y negocios con seductores estilos similares a los de Estados Unidos, y parte de la juventud cree está en el paraíso donde todo es placer y diversión sin la mayor inversión, porque gran grueso de sus gastos son financiados por familiares y amigos que les envían dólares para satisfacer esas “necesidades”.
Los coyotes y los viajes
Los coyotes siempre han estado vinculados a los viajes ilegales a Estados Unidos. Unos residieron en ese país y fueron deportados y con esa actividad agencian los recursos económicos para sobrevivir. Socios en esa cadena internacional por la que cobran miles de dólares a quienes emprenden la travesía en busca de llenar ambiciones.
El drama sicológico, económico, familiar, emocional del que decide irse constituye toda una tragedia en la que las familias quedan desintegradas hasta esperar un reencuentro que muchas veces no llega.
Hipotecan y venden bienes que no logran recuperar, mientras que los hijos quedan al cuidado de las abuelas u otro familiar y arrastran secuelas.
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Los puntos de partida
Por lo general, la salida es en la noche cuando son transportados hacia los aeropuertos o embarcaderos, desde donde son enviados a Centroamérica, islas Bahamas, o directo desde el Este parten en yolas y lanchas hacia Puerto Rico para cruzar luego a Estados Unidos provistos de un pasaporte o acta de nacimiento que les suministran miembros de las mafias.
Pero igual viajes han salido desde Punta Salinas y la playa de Matanzas con escala en el Este y desde ahí hacia la Isla del Encanto.
El luto, el dolor, la incertidumbre y la impotencia cubren a los familiares cuando uno o más de sus miembros muere en la travesía, como el caso de Chiapas, México, los recientes en las Islas Bahamas, y otros tantos en el canal de la Mona.
Desde las costa de Miches, en el Este, zozobró una embarcación el año pasado en la que murieron once banilejos, tragedia que no trascendió a los medios de prensa porque todavía la mayoría de sus familiares tienen la esperanza de que estén con vida en una isla del Caribe.
Asidos a una luz
Muchos banilejos mueren tras ese sueño en medio del viaje hacia Estados Unidos, otros perecen allí de infarto u otras causas, guardan prisión y esperan ser deportados o son repatriados y hacen lo indecible para regresar.
Mas, parte importante de la juventud banileja apuesta a los estudios, a la práctica deportiva, a la cultura, al trabajo emprendedor, a ser ejemplo de buenos hombres y mujeres, a demostrar que todavía hay una luz al final del túnel y que no todo está perdido en la provincia.
Halla oportunidades y demuestra que es posible vivir en su pueblo, progresar y aportar conocimientos para el desarrollo socioeconómico, que evite esos fatídicos escapes, esa huida de la pobreza.