Bitácora de una estadía en Madrid. Reflexiones

Bitácora de una estadía en Madrid. Reflexiones

Oda a la vida (Pablo Neruda)

La noche entera
con un hacha
me ha golpeado el dolor,
pero el sueño
pasó lavando como un agua oscura
piedras ensangrentadas.
Hoy de nuevo estoy vivo.
De nuevo
te levanto,
vida,
sobre mis hombros.

Oh vida, copa clara,
de pronto
te llenas
de agua sucia,
de vino muerto,
de agonía, de pérdidas,
de sobrecogedoras telarañas,
y muchos creen
que ese color de infierno
guardarás para siempre.

No es cierto.
Pasa una noche lenta,
pasa un solo minuto
y todo cambia.
Se llena
de transparencia
la copa de la vida.
El trabajo espacioso
nos espera.
De un solo golpe nacen las palomas.
Se establece la luz sobre la tierra.

Vida, los pobres
poetas
te creyeron amarga,
no salieron contigo
de la cama
con el viento del mundo.

Recibieron los golpes
sin buscarte,
se barrenaron
un agujero negro
y fueron sumergiéndose
en el luto
de un pozo solitario.

No es verdad, vida,
eres
bella
como la que yo amo
y entre los senos tienes
olor a menta.

Vida,
eres
una máquina plena,
felicidad, sonido
de tormenta, ternura
de aceite delicado.

Vida,
eres como una viña:
atesoras la luz y la repartes
transformada en racimo.

El que de ti reniega
que espere
un minuto, una noche,
un año corto o largo,
que salga
de su soledad mentirosa…
La experiencia de vivir un mes en Madrid, conociendo la cotidianidad y rincones por mí desconocidos de esa hermosa ciudad, pero, sobre todo, el hecho de compartir con otros investigadores, fue aleccionadora y me dejó muchas enseñanzas.
Al final de mi estadía tuve la oportunidad de participar en un hermoso acto organizado por la presidencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSCI) en el cual se premiaba a los investigadores que se habían destacado en el año 2018. Participé porque nuestros amigos Consuelo Naranjo y Miguel Ángel Puig-Samper eran de los premiados. En la actividad pude constatar que en esa institución se realizan investigaciones en todas las áreas y disciplinas, algunas más que desconocidas para mí. España, no cabe dudas, a pesar de sus crisis económicas, y a pesar de la reducción de presupuesto que ha vivido el Consejo, sigue apostando a las investigaciones.

Desde hace un tiempo he venido conversando mucho con algunos amigos sobre el avance que se ha producido en España en medicina y en genética. He conocido de algunos dominicanos que han acudido a médicos españoles con la esperanza de encontrar soluciones a sus problemas de fertilidad. Por experiencia cercana, uno de los principales centros de Barcelona son los mayores especialistas en una rara enfermedad que se denomina “el Síndrome de Brugada”, que se presenta súbitamente y afecta la electricidad del corazón, provocando la muerte en la mayoría de los casos.

Está claro que los países desarrollados invierten en investigación, pues es la vía más expedita para solucionar muchos problemas, pero sobre todo para mejorar la productividad. Estados Unidos ha realizado grandes inversiones en tecnología que se aplica en todos los ámbitos del conocimiento. Las universidades norteamericanas invierten en centros de investigación que van desde las mal llamadas ciencias duras hasta las ciencias sociales. En el evento sobre el que hablé en uno de los artículos anteriores decía que Harvard, por ejemplo, tiene un equipo de expertos estudiando solamente el tema de la esclavitud. La nueva China continental, que desde hace varios años está levantándose de sus cenizas, está realizando grandes inversiones en investigación y, sobre todo, cazando talentos por el mundo. Europa está cargando de nuevo las pilas, por esta razón, la Unión Europea ha creado el programa Horizonte 20-20. El proyecto Connected Worlds del que formo parte, pertenece a este intento. Es quizás el proyecto más importante en el área de ciencias sociales que tiene ese importante organismo multilateral.

Y, así, después de haber vivido una increíble experiencia durante esos intensos 30 días de estancia de investigación en Madrid, vine al país a encontrarme con la realidad que había dejado. Es bueno a veces salir del estrecho espacio en que vivimos sumergidos en esos 48,000 kilómetros cuadrados cargados de miserias humanas y económicas; de ambiciosos de poder político, social o económico a quienes no les importa nada ni nadie, solo sus intereses; de indiferentes que viven la vida fácil. No olvido, en mi lamento, a los hombres y mujeres que con sus sacrificios cotidianos contribuyen a mantenernos a flote.

Si no respetamos la institucionalidad y el orden, imagínense cómo puede estar la investigación. Aunque ha habido apertura de parte de los empresarios, no existe una vocación empresarial para invertir en la investigación, incluso para ayudarlos a mejorar sus ganancias. En el Estado se han realizado esfuerzos esporádicos, a través del Ministerio de Planificación y el de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Pero todavía no es una política de Estado.

Al llegar pensé en mi propia experiencia. He publicado una veintena de obras. Hace más de 25 años que publico semanalmente una columna semanal en la prensa local. He dedicado más de la mitad de mi vida a la educación, especialmente a la vida universitaria. Y, sin embargo, me doy cuenta que todavía me falta mucho por aprender, por investigar que no me alcanzará la vida para estudiar la larga lista de pendientes.

Lo más triste de compartir con otros investigadores es constatar ¡una vez más! que nuestro sistema educativo está lejos de la excelencia, y que en la educación universitaria la investigación sigue siendo una utopía, una quimera, un deseo, una aspiración…. Nuestras universidades se sostienen fundamentalmente en la enseñanza, olvidando que enseñar sin investigar es reproducir conocimientos.

La realidad no es la misma en todas las universidades del continente y en el Caribe. Aunque todavía no han llegado a los niveles de sus homólogas de Europa o Estados Unidos, han iniciado con pasos firmes los caminos hacia la construcción de comunidades de investigadores.

Todavía nos falta mucho. En el país no existe, lamentablemente, una cultura de investigación. Hay mucho que construir y mucho que pensar. Las universidades deben asumir de manera clara, precisa y disponiendo los fondos necesarios para desarrollar una política investigativa. El Estado dominicano debe crear un organismo propio que impulse las investigaciones en todas las áreas. Debería también definir una política de incentivos para investigadores. Bueno, hasta aquí he llegado. La vida tiene grandes desafíos, problemas y esperanzas.

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