Hoy en día todo el que no vive aislado en una caverna ha utilizado los servicios de Netflix o por lo menos ha escuchado a un amigo hablar de las series que está viendo en la plataforma, pero antes de que Netflix se convirtiera en la industria que es hoy en día, existía una opción para el que deseaba ver una película en casa, blockbuster.
Esta compañía fue la cadena más grande de alquiler de películas y video juegos del mundo, el servicio era sencillo, usted quería ver una película, la alquilaba y se la llevaba a casa, la reproducía y luego la devolvía, el único problema era el royo de ir a buscar el filme, pagar por uno solo y luego tener que recordar que debía devolverla a tiempo, si no quería pagar una mora.
Blockbuster en su pináculo manejaba 9,000 tiendas y más de 60,000 empleados a nivel mundial en el 2004, la misma compañía que en septiembre del 2010 se declaró en bancarrota y es que luego del despegue de Netflix parecía el maleante de película que interpreta el papel cliché de enorme, robusto pero destinado a caer por falta de astucia (o por lo menos intuición).
El peor error de blockbuster fue no aceptar el cambio, cambio que convenía a los consumidores y les daba la oportunidad de reducir gastos, pero en vez de adaptarse y sobrevivir, decidieron continuar con un modelo de negocio que no se traducía en las necesidades del cliente.
Pero la mayor bofetada que le dio Netflix empresa que hizo que blockbuster cerrara, es que en el 2000, esta tuvo la oportunidad de comprar a Netflix cuando apenas era un startup, blockbuster dudo de este innovador modelo de negocio en el que por una mensualidad podías tener acceso a cualquier película, 17 veranos después y hoy está cerrada mientras que las acciones de Netflix valen 160USD.
¿Cuál es la moraleja? El negocio tiene que centrarse en el cliente, buscando la conveniencia del mismo y no la del bolsillo de la empresa, también se debe entender la importancia de la realidad virtual, no hay que ser obstinado y fracasar cuando puede adaptarse y triunfar.