Madrid. El Premio Nobel de Literatura concedido hoy a Bob Dylan reconoce la aportación fundamental a la música moderna de un compositor que con sus textos ha influido a varias generaciones de músicos durante más de medio siglo.
Desde comienzos de los años sesenta, las letras de las canciones de Dylan alumbraron el camino del rock hacia destinos literarios mucho más ambiciosos. Su éxito hizo reflexionar a los artistas de su tiempo sobre la importancia de los textos que cantaban.
Robert Allen Zimmerman, nacido en Duluth (Minnesota, EEUU), el 24 de mayo de 1941, en el seno de una familia de comerciantes judíos, ha sido distinguido con el Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana».
Dylan bebió de esa tradición- ya desde el principio asoma en sus temas el carácter combativo de cantautores como Woody Guthrie, germen de sus canciones protesta, y el espíritu errante de los viejos maestros del blues. A Guthrie tuvo ocasión de conocerlo en 1961 en el Greenwich Village de Nueva York, adonde se había traslado para convertirse en cantante folk.
Un año después, tras cambiar el apellido judío Zimmerman por el de Dylan, grabó su primer disco para Columbia a instancias del cazatalentos de la compañía, John Hammond. En 1963 editó “The freewheelin’”, el disco que convirtió “Blowin in the wind” en un himno y a Dylan en un mito. De su guitarra siguen saliendo himnos de la época. En 1964 advierte de que “Los tiempos están cambiando” y ese mismo año entrega “Another side of Bob Dylan”, dos obras que le coronan como rey del folk y gurú de la canción protesta.