LA PAZ (BOLIVIA), 26/06/2024.- Militares intentan ingresar a la sede del Gobierno de Bolivia, este miércoles en La Paz (Bolivia). El presidente de Bolivia, Luis Arce, nombró en la sede del Ejecutivo a nuevos comandantes del Ejército boliviano en medio de un movimiento militar que calificó de "golpe de Estado" por parte de Juan José Zuñiga, quien hasta hoy era el comandante general. EFE/ Luis Gandarillas
El intento de golpe de Estado militar este pasado miércoles en Bolivia hace retroceder a este país a mediados del pasado siglo, cuando en 1964 inició una sucesión de asonadas castrenses inéditas por su número en cualquier otra parte del mundo.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció la noche del miércoles un “golpe de Estado” por parte del ahora destituido comandante general del Ejército boliviano, Juan José Zúñiga.
Los militares fuertemente armados que tiraron con un tanque las puertas de la sede de Gobierno de Bolivia bajo el mando del que hasta hoy era el comandante general del Ejército boliviano Juan José Zúñiga, decidieron retirarse después de que el presidente boliviano cambiará a todo el alto mando militar.
Ya en 1964, la historia de Bolivia dio inicio a una serie de regímenes autoritarios que se sucedieron mediante la sucesión de más de una treintena de golpes militares.
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En 180 años de independencia, el promedio es de un gobierno cada veinticinco meses.
Desde su fundación como república en 1825, la historia de Bolivia ha sido un rosario de dictaduras militares y civiles, triunviratos, juntas de gobierno, presidentes que no terminaron sus mandatos y decenas de golpes de Estado, sin contar alzamientos militares frustrados.
Aún así, el ex presidente Carlos Mesa (2003-2005), en su libro Presidentes de Bolivia, entre urnas y fusiles (2003), asegura que esta nación no fue víctima de tantos golpes de Estado como se cree en el exterior.
La cifra de casi 200 golpes que se cita a veces es “absolutamente arbitraria”, dice Mesa, y precisa que el país ha tenido 37 gobiernos de facto, de los que en rigor sólo 23 se debieron a golpes de Estado “en su concepción convencional”, o sea, con el derrocamiento de un gobernante.
Un caso inédito se produjo en 1930, cuando el presidente Hernando Siles dejó el cargo a su gabinete de ministros, en un gobierno que duró apenas 30 días y fue derrocado.
La única presidenta de Bolivia fue Lidia Gueiler, que asumió en 1979 como titular de la Cámara de Diputados, tras fracasar el sangriento golpe del general Alberto Natusch Busch. Un año más tarde la derrocó otro general.
Otro gobernante, el teniente coronel Germán Busch, héroe de la guerra del Chaco (1932-1935), se suicidó en el ejercicio del mando en 1939, mientras que Hernán Siles Suazo fue secuestrado durante diez horas el 30 de junio de 1984 por un grupo armado que planeaba un golpe de Estado.
En sus 180 años de vida, Bolivia vivió 97 años bajo mandatos de militares, 82 de civiles y uno bajo la dirección de juntas cívico-militares.
En 2003, renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y asume su vicepresidente, Mesa, quien llegó a dimitir hasta en tres ocasiones; la última se la aceptó el Congreso el 9 de junio del 2005.
El titular de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez, asumió entonces la jefatura de Estado con el encargo de celebrar las elecciones generales ganadas por Evo Morales.
En 2013 el Tribunal Constitucional abrió el camino para que Morales pudiera optar a un tercer mandato, al considerar que el primero que tuvo no contaba dado que el país fue refundado como Estado Plurinacional en 2009.
En septiembre de 2015 el Parlamento boliviano aprobó una enmienda constitucional para permitir a Morales optar a una nueva reelección, pero fue rechazada en referéndum el 21 de febrero de 2016.
En 2018 Morales recibió un revés cuando la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya falló en contra de la histórica reclamación marítima de Bolivia a Chile, que su Gobierno presentó en 2013, y que pretendía negociar la restitución del acceso soberano al Pacífico que Bolivia perdió en una guerra en 1879.
El 20 de octubre de 2019 Bolivia celebró elecciones, con Morales como aspirante a la reelección, pero al día siguiente surgieron sospechas de fraude y se desataron protestas.
El escrutinio oficial le dio como ganador, pero una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) evidenció “graves irregularidades” en los comicios.
El 10 de noviembre Morales anunció su renuncia forzado por las Fuerzas Armadas, y al día siguiente salió del país al tiempo que denunciaba un golpe de estado.
El 12 de noviembre de 2019 la senadora opositora Jeanine Áñez, del Movimiento Socialdemócrata, asumió como presidenta interina de Bolivia con la promesa de convocar nuevas elecciones y en medio de un creciente caos, con enfrentamientos violentos que dejaron al menos 37 muertos y más de 800 heridos.
Las nuevas elecciones se convocaron inicialmente para mayo de 2020, pero la situación por la pandemia de COVID-19 llevó a posponerlas primero a septiembre y finalmente a octubre.
El 18 de octubre de 2020 Luis Arce (candidato del MAS y ministro durante el Gobierno de Evo Morales) ganó las elecciones presidenciales con el 55,1% de los votos. Asumió el cargo el 8 de noviembre.
En marzo y abril de 2021 se celebraron elecciones subnacionales (regionales y municipales) en las que el MAS perdió terreno y solo consiguió tres de las nueve gobernaciones.
También en marzo de 2021 fue detenida la ex presidenta Jeanine Áñez, quien al año siguiente (junio de 2022) fue condenada a 10 años de cárcel por incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución cuando asumió el poder en 2019.
Por otra parte, a finales de 2020 Evo Morales regresó al país y comenzó a recuperar importancia política, al tiempo que aumentaban sus diferencias con el presidente Arce, dando lugar a una división del partido entre “evistas” y “arcistas”.
En septiembre de 2023 Morales anunció su candidatura a las elecciones presidenciales de 2025. En diciembre, sin embargo, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de Bolivia emitió una sentencia anulando la figura de la reelección indefinida, lo que implicaría su inhabilitación como candidato.
Ya en 2024, los seguidores de Morales y de Arce convocaron dos congresos del partido. El primero, en mayo, impulsado por los ‘arcistas’, excluyó de la dirección a Evo Morales y nombró como nuevo presidente a Grover García, si bien, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) rechazó dicho congreso y mantuvo a Morales como líder de la formación.