El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, que pidió un “cambio de visado” a las autoridades migratorias de EE.UU., según confirmó a EFE su abogado, comparecerá ante la prensa este martes en Orlando (Florida), donde se instaló el 30 de diciembre de 2022, siendo todavía el jefe del Estado.
El brasileño-estadounidense Felipe Alexandre, de la firma AG Immigration Group, señaló en un correo electrónico que al “Grande encontro” (gran encuentro en portugués) convocado para este martes a las 19.00 hora local (00.00 GMT del miércoles) por Bolsonaro asistirá un representante de su despacho.
Alexandre mencionó un “cambio de visado” pero sin especificar cuál es el tipo que están pidiendo, aunque algunos medios han señalado que se trata de una visa de turistas por seis meses.
Aunque nadie de su entorno lo ha confirmado, se cree que entró a Estados Unidos con la visa A-1 para jefes de estado, que permite un mes de estancia en el país, un periodo que se habría cumplido, de ser así, el lunes.
Podrías leer: Guido Gómez: «En los supermercados se siente que el dinero no alcanza»
El Departamento de Estado de Estados Unidos no pudo confirmar a EFE la solicitud de Bolsonaro ya que “los registros de visado son confidenciales por ley”, aseguró el lunes un portavoz de la oficina.
Bolsonaro viajó a Orlando (centro de Florida) el 30 de diciembre pasado, dos días antes de que Luiz Inácio Lula da Silva lo sucediera en la Presidencia de Brasil, y se hospedó en casa de un luchador de artes marciales mixtas, José Aldo, que es uno de sus seguidores.
Su presencia en Estados Unidos se ha vuelto más controvertida a raíz del ataque a los tres poderes en Brasilia que protagonizaron cientos de sus seguidores a comienzos de enero para derrocar al Gobierno de Lula.
En una carta dirigida al presidente de EE.UU., Joe Biden, tras los incidentes en Brasilia, un grupo de 46 legisladores demócratas pidió que se le revocara la visa con el argumento de que no se le puede dar refugio a líderes “autoritarios” que “inspiran hechos de violencia contra las instituciones democráticas».
A petición de la Fiscalía, el pasado 14 de enero, la Corte Suprema de Brasil incluyó al expresidente brasileño en la lista de investigados por la intentona golpista.
En el mes que ha permanecido en Orlando, Bolsonaro, de ideología ultraderechista y admirador declarado del expresidente de EE.UU. Donald Trump, estuvo hospitalizado al menos 24 horas debido a un “malestar abdominal”, según su esposa Michele, que lo acompaña en EE.UU.
El AdventHealth Celebration Hospital nunca confirmó que estuviera ingresado allí, ni tampoco informó de que hubiera recibido el alta.
Los medios lo fotografiaron el 10 de enero cuando regresó a la casa de Aldo y se le vio bajar del automóvil por su propio pie.
La familia dijo que la hospitalización se debió a las secuelas del atentado con arma blanca que sufrió en 2018 en plena campaña electoral.
Bolsonaro estaba en Orlando cuando manifestantes “bolsonaristas» que no aceptan la derrota de su líder en las elecciones de octubre pasado invadieron las sedes de los tres poderes estatales en Brasilia con el fin de acabar con el Gobierno de Lula.
“Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, el vandalismo y las invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”, manifestó el exmandatario en sus redes sociales el mismo día de los sucesos, el domingo 8 de enero.
El capitán retirado del Ejército, que dejó el poder el pasado 1 de enero, también repudió en su mensaje “las acusaciones, sin pruebas” vertidas por el actual jefe de Estado, quien afirmó que su predecesor “estimuló” los actos golpistas de sus partidarios más radicales.