La palabra “borne” se usa en varios sentidos; puede ser un marcador de piedra para identificar un camino determinado; también se le llama “borne” a cada hito de los que fijan los límites de una frontera entre países. A los polos de una batería, a los puntos de conexión de equipos eléctricos, se les denomina “bornes”. Cualquiera de esas significaciones nos sirve para exponer los cambios axiológicos de nuestra época. Y mejor aun, el conjunto de ellas: límites, indicadores, puntos de toma de energía, son aspectos de los valores que articulan la convivencia humana. Hoy por hoy, muchas personas educadas consideran que tener convicciones religiosas es una prueba “irrefutable” de locura.
Algunos psiquiatras sostienen que la religiosidad es un trastorno psíquico; y muchas personas comunes estiman que es “algo pasado de moda”. Un grupo numeroso de jóvenes opina que “la honestidad es un disparate”, pues si todos son sinvergüenzas, el honesto está perdido de antemano. Ya no se trata de la vieja contraposición entre epicúreos y estoicos. Aunque en pomposos textos de organismos internacionales se habla de “ética global”, para muchos hombres de nuestra época las normas de la ética “no son más que convenciones sociales”. Y ciertos profesores universitarios entienden que la ética está “montada” sobre “ideologías de clase”.
Los asuntos de carácter sexual también presentan hoy facetas controversiales para la convivencia. La promoción de la homosexualidad incluye algunas formas de “descrédito” de los heterosexuales. Estos últimos son vistos como “rutinarios ortodoxos” que practican una sexualidad “socialmente aprendida”, no determinada por la fisiología de cada género.
Los heterosexuales “no son noticia” por la misma razón que no es noticia que un perro muerda a un hombre. Eso ocurre todos los días; en cambio, cuando un hombre muerde a un perro, sí que es noticia.
Las “referencias sociales” entre personas son ahora cambiantes y, a veces, caprichosas y “sofisticas”. En una universidad de Inglaterra existe una cátedra destinada a orientales y africanos. Los directores del programa son enemigos de las discriminaciones, sean de raza o de género. Pidieron que fueran eliminados del currículo, tres filósofos occidentales: Aristóteles, Descartes y Kant, por ser “blancos y colonialistas”. ¿Dónde están los bornes que marcan los límites de lo razonable?