¿Bosch sigue siendo peledeísta?

¿Bosch sigue siendo peledeísta?

LUIS SCHEKER ORTIZ

Juan Bosch es un símbolo patrio. Pertenece al pueblo dominicano

Mientras vida tenga y la memoria no me falle, permanecerán en mi mente las sabias palabras que me dijera el profesor Juan Bosch cuando, recién electo presidente de la Republica, intrigado, pidió verme para saber por qué había rechazado una beca que me ofreciera para cursar en la Universidad de Rio Piedras, Puerto Rico un post grado en Administración Publica.

Una vez allí me recibió y escuchó atentamente mientras le explicaba que antes había solicitado una beca en la Universidad de Chile para estudiar Sociología, destacando la importancia de esa ciencia para mejor conocer y enseñar al pueblo a compartir y vivir en democracia, siendo su compromiso establecer un efectivo sistema de Gobierno democrático, desconocido por la mayoría de la población. Al terminar, me dijo “Muy bien, Luis, te felicito.

Pero te vas a estudiar Administración Publica en Puerto Rico. Un Gobierno que no cuente con funcionarios públicos capacitados y honestos, nunca será un buen Gobierno”. Distinción que me enaltecía.

Lo demás es historia sabida. 7 meses después un fatídico golpe de Estado cívico – militar, encabezado por políticos frustrados y deshonrosos jefes militares, dio fin a su sueño: un Gobierno “capacitado y honesto”, justo, equitativo, tolerante, que solo procure el bienestar de su pueblo. Su carta entregada a Milagros Ortiz Bosch, da fiel testimonio de su integridad y su ética: “Ni vivo ni muerto, ni en el poder ni en la calle, se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Los hombres pueden caer, pero los principios, no”.

Exiliado en a Puerto Rico fui a verle, decidido a retornar a mi país, a luchar por la democracia. Me ordena: “Tú termina tus estudios. Ese golpe de Estado “dura lo de la cucaracha en un gallinero”. Año y meses después surge la épica Revolución de Abril por el retorno del presidente Bosch y la Constitución del 1963 bajo el mando del coronel Francisco Alberto Caamaño con el firme apoyo de jefes y militares identificados con la causa del pueblo tirado a la calle, obligando a generales derrotados, la oligarquía y jerarquía católica recurrir a la nefasta antipatriótica intervención militar norteamericana.

La expedición que desembarca en playa Caracoles encabezada por Caamaño contra el nefasto régimen de Joaquín Balaguer provoca la enemistad definitiva de Bosch y Peña Gómez. Bosch abandona el PRD. Pletórico de ilusiones crea el PLD “partido del pueblo y para el pueblo”. Pero la desbordada ambición de poder político de “discípulos aventajados” arrastra al desvalido líder a un infame contubernio con Balaguer haciendo tabla rasa doce años de Gobierno criminal y represivo.

El PLD desprestigiado en las urnas, no se inmuta. Sigue vociferando. Exministros, funcionarios, dirigentes y familiares del exresidente Medina son investigados y sometidos a la Justicia por la Procuraduría Fiscal. Sigue usando la egregia figura de Bosch como estandarte. Es hora que su nombre desaparezca de ese partido; al menos que quite su bandera de su santo sepulcro de La Vega. Bosch es un símbolo patrio. Pertenece al pueblo dominicano.

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