Pedro Botello, diputado del PRSC por La Romana, quiso echarle un “coso” al sancocho de la rendición de cuentas del presidente Luis Abinader convocando una protesta frente al Congreso Nacional para exigir la devolución del 30% de los recursos depositados en las AFP, pero como era de esperarse las autoridades policiales se lo impidieron, no sin que antes se armara un reperpero entre manifestantes y agentes del orden que obligó al mandatario a tomar otra ruta para poder llegar a donde debía cumplir con su solemne compromiso.
Puede leer: Dos fusiles
Y si no se produjo una desgracia en medio del forcejeo entre policías y manifestantes, al que se sumaron las agresiones de partidarios del gobierno a los seguidores de Botello, fue por la milagrosa intervención de la virgen de La Altagracia. En nada de eso pensó el fogoso legislador, quien recibió fuertes críticas del presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, quien calificó como un “tremendismo” tomar una fecha tan importante para realizar ese tipo de manifestaciones. Con ese comportamiento será muy difícil que la sociedad dominicana se tome en serio sus aspiraciones a la Presidencia de la República, para lo cual ya inscribió su precandidatura en el PRSC, organización que aspira presidir si consigue los votos necesarios para destronar a Quique Antún en la Asamblea de Delegados que se celebrará en octubre próximo.
Será una dura batalla en la que tendrá que enfrentarse con un político rejugado que hará todo lo que sea necesario para retener el control de la menguada herencia del doctor Joaquín Balaguer, reducida a una militancia de cuatro gatos y un gallo decrépito y descolorido que hace tiempo perdió las ganas de cantar.
Pero la batalla más difícil, para la que necesitará toda su energía y voluntad, será la que tendrá que librar para aplacar sus propios demonios, sobre todo los que no le permiten ver la diferencia entre prudencia y temeridad, demasiado peligrosa en un político impulsivo al que le gusta jugar con candela.