Boullée y Ledoux: Monumentalidad y utopía en la arquitectura

Boullée y Ledoux: Monumentalidad y utopía en la arquitectura

Étienne-Louis Boullée (París, 1728-1799), y Claude-Nicolas Ledoux (Dormans, 1736 –París, 1806) fueron los máximos exponentes de la arquitectura revolucionaria de finales del siglo XVIII durante el periodo denominado Neoclasicismo. Estos interpretaron los cambios ligados a la Revolución Francesa en la arquitectura. El deseo de nuevos valores morales en la sociedad y en las diversas artes se percibe en toda Francia. Con el final del estilo barroco, el nuevo estilo se fundamentaba en la razón. Las grandes civilizaciones del mundo antiguo, especialmente la griega y la romana son tomadas como modelos ideales en la vida, la literatura y el arte. En este periodo, los artistas de la revolución se consideraban griegos resucitados y en sus obras pretenden transmitir el sabor de la grandeza antigua. Este nuevo estilo adquirió un intenso valor ético y evocador, en algunos casos, con fuertes tendencias utópicas, simbólicas y visionarias. La interpretación del objeto arquitectónico no se deja al azar por parte del artista, quien diseña considerando múltiples niveles perceptivos para evitar lecturas alternativas. La metáfora en estos casos es parte fundacional y constitutiva del objeto. Esa búsqueda de la perfección se caracteriza por la recuperación de formas clásicas y una nueva sensibilidad hacia las artes. En esa revolución cultural los proyectos utópicos de Boullée y Ledoux son impresionantes, aunque no fueron realizados. Boullée hijo de un arquitecto prestigioso que le persuadió para estudiar arquitectura ya que, al principio sus intereses estaban dirigidos a la pintura. A los 19 años empieza a dedicarse a la enseñanza, en l’École des Ponts et Chausees. Durante toda su vida se dedicará a la enseñanza, lo que influirá en la difusión de sus ideas. Su obra construida es escasa. Hasta 1775 se centró en diseños de interiores de casas nobles, en estilo neoclásico. De ese periodo son: el Hôtel Alexander y el Hôtel de Brunoy en París. Sus grandes proyectos posteriores no llegaron a construirse. En su gran mayoría los encontramos en su obra Architecture. Essai sur l’Art. En ella encontramos proyectos de edificios públicos: juzgados, asambleas, teatros, bibliotecas. Proyectos como el Teatro de la Place du Carrousel de París, la Bibliotéque National o la Ópere. Étienne-Louis Boullée era un hombre erudito, conocedor de las matemáticas, física, amante de los viajes y masón. Boullée logró realizar algunos de sus proyectos más simples y funcionales para clientes privados, pero también diseñó en un estilo distinto y abstracto sus proyectos utópicos, estos últimos más espectaculares que los diseñados por Ledoux. En edificios públicos, Boullée diseñó estructuras de formas estereométricas de dimensiones monumentales. Su proyecto más famoso es sin dudas el Cenotafio del científico inglés Isaac Newton. Una esfera de 150 metros de altura que simboliza la esfera del universo, en su interior se simula el cielo estrellado. Este proyecto se convirtió en el símbolo más representativo de la arquitectura del clasicismo revolucionario. El proyecto tendría como objetivo despertar en el observador, sensaciones grandiosas e inquietantes, delante un espacio diseñado para replicar la inmensidad del universo. La capacidad ciclópea del interior del cenotafio, según el diseño de Boullée, debería contener el sarcófago conmemorativo con los restos de Isaac Newton, y podría ofrecer diferentes visiones cósmicas durante el día y la noche.

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Esto nos permitiría recrear un modelo en miniatura del universo, cuya dinámica fue descubierta por Newton a través de su ley de gravitación universal. Por otro lado, Ledoux diseñó y realizó numerosos edificios, mientras que Boulée desarrolló proyectos visionarios y utópicos sin salirse del ámbito teórico. Claude-Nicolas Ledoux fue el autor de dos de las más importantes obras públicas de la época: la Salina Real de Arc-et-Senans (declarada Patrimonio de la Humanidad en 1982) y las “Barrieres” de París, el cerco fiscal que la “Ferme Generale” levantó para recaudar impuestos (entre otros la llamada “gabela” el impuesto de la sal), una cerca de 24 km y 6 m. de altura con 60 barreras o puestos de control que algunos autores consideran una de las causas que más contribuyó al descontento de la población que culminó en la Revolución Francesa en 1789. Ledoux diseñó la Ciudad Ideal de Chaux, previendo dos series de edificios dispuestos sobre un anillo elíptico. Al centro se encontraban todos los edificios administrativos, mientras que en el exterior se encontraban las residencias y estructuras públicas, también un mercado, un hospicio y un cementerio. Desafortunadamente, este proyecto nunca se completó. Los pocos edificios construidos muestran sus formas simples pero imponentes con decoraciones sobrias y arcaicas. Ledoux diseñó muchos edificios utópicos que nunca se construyeron debido principalmente a sus características abstractas y muchas veces según el modelo de la nueva “arquitectura parlante”. Se trata de diseñar edificios que expresan su propósito de forma reconocible. Se conoce la Casa del Jardinero o Casa del Artesano esférica, formada por círculos concéntricos, que puede utilizarse tanto como casa estudio o como taller. También son dignas de mención la casa de los inspectores fluviales en forma de cilindro horizontal por donde se canalizaba un curso de agua y la fortaleza hermética de la prisión de Aix-en-Provence. Boullée y Ledoux lograron crear un estilo arquitectónico monumental nunca visto, una arquitectura titánica y evocadora basada en el pasado, en la memoria de los monumentos funerarios clásicos y egipcios, como se nota claramente en el proyecto del Cenotafio de Newton de Boulée, o inspirada en las catacumbas paleocristianas como se aprecia en el proyecto de una sección del cementerio de la nueva ciudad de Chaux de 1785 de Ledoux. El interés de Boulée, Ledoux y otros arquitectos del Neoclasicismo, radica precisamente en poder despojar sus edificios de cualquier tipo de ornamentación del siglo XVIII, afirmando que la única función decorativa permitida debe ser la producida por la sombra y la luz generadas geométricas que envuelven las estructuras. Para que las obras de arquitectura revolucionaria puedan transmitir el impacto evocador y una profunda veneración por la grandeza y majestuosidad de las estructuras de las civilizaciones antiguas. Boulée analiza en profundidad los espacios oscuros de las pirámides, necrópolis y tumbas que eran accesibles en el pasado solo a la luz de una antorcha, ya que eran lugares de enterramiento o lugares sagrados y, por lo tanto, estaban deliberadamente envueltos en la oscuridad, así como lugares de reunión para funciones religiosas y lugares de oración. El propósito de estos espacios era mantenerse alejados de la luz del sol para que nadie pudiera encontrarlos, como las catacumbas paleocristianas.

Sin embargo, los arquitectos revolucionarios pronto fueron olvidados y no fueron redescubiertos hasta principios del siglo XX, cuando las vanguardias de los años veinte y treinta retomaron su rigor geométrico. Algunos estudiosos han identificado en Étienne-Louis Boullée y Claude-Nicolas Ledoux, los inicios de racionalización y simplificación figurativa en la arquitectura, que anticipa el desarrollo del Movimiento Moderno.

La arquitectura revolucionaria de Boulée y Ledoux puede relacionarse con los colosales proyectos desarrollados por los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX. Por ejemplo, en el proyecto no realizado del Große Halle de Berlín, Albert Speer adoptó las mismas formas del cenotafio de Newton diseñado por Boulée para producir un volumen capaz de recoger y representar las ambiciones de la Alemania Nazi.

Estos arquitectos revolucionarios del periodo neoclásico influenciaron otros grandes artistas en Europa, por ejemplo, John Soane en Inglaterra con su famosísimo diseño del Banco de Inglaterra en Londres, edificio caracterizado por su rigidez exterior y la austeridad en su interior y la extrema simplicidad estructural acompañada por cúpulas rebajadas y decoración clásica reducida. Las influencias de la arquitectura revolucionaria la encontramos en Rusia, gracias al propio Zar Alejandro I, al cual Ledoux dedicó su obra “La arquitectura considérée sous le rapport de l’art”. De esa época, el Palacio de la Bolsa de San Petersburgo de Jean-Francois Thomas, quien combina elementos de la arquitectura de Boulée, haciendo referencia a sitios arqueológicos antiguos como Paestum. El Almirantazgo de San Petersburgo, diseñado por Zacharov, parece hacer realidad en sus colosales dimensiones el sueño de los arquitectos revolucionarios franceses, mientras que en algunas de las obras de Stasov se puede ver un diseño rígido muy similar al de Ledoux. En Italia, la Cisterna de Livorno (construida en la primera mitad del siglo XIX por Pasquale Poccianti), puede considerarse una obra a la altura de las de Ledoux, en referencia a las Salinas Reales de Arc-et-Senans. Este edificio de Livorno servía para la acumulación y distribución del agua del acueducto de la ciudad, posee una fachada caracterizada por un fuerte valor simbólico. Todas esas expectativas de lograr una arquitectura completamente nueva se desvanecieron en la Francia posrevolucionaria. El rápido y desordenado crecimiento de las ciudades en el siglo XX propició construcciones de poca originalidad. Esto empujó a muchos arquitectos a buscar un refugio seguro en el pasado sin innovar.