José- Boyón- Dominguez, quien se desempeñó como armador de la Selección Nacional y del Club Mauricio Báez, a mediados de los años 1980, narra en forma franca los grandes momentos- dulces y amargos- que vivió como jugador y como dirigente en el basket nacional.
Dijo que tuvo que lidiar como jugador y luego como dirigente con las grandes estrellas del basket nacional y en los superiores, con los refuerzos y los locales.
«Recuerdo que en 1984 en un partido ante San Carlos, el Mauricio perdía por un punto con pocos segundos para acabar el juego y el refuerzo Eugene Richardson le pidió la pelota para finalizar el choque», dijo.
Exclamó que cuando su compañero sacó la bola de los laterales, Richardson le arrebató la bola en el primer pique, algo que le sorprendió y luego fue a la ofensiva y logró el canasto del gane.
«Eso fue engorroso porque le dije a Richardson que yo iba a organizar para que tirara el que tuviera solo», enfatizó.
Bajaron el tablero
Explicó que en una ocasión en el 1984 en un partido ante los Astros, Mauricio ganaba de 10 puntos, quedando un minuto y algo y de repente el personal del Palacio de los Deportes bajó el tablero donde encestaba Villa Juana, como si el juego hubiese terminado.
«Nadie entendió que pasó, por qué bajaron el tablero si faltaba un minuto. Tuvimos que esperar como cinco minutos que el tablero subiera al tope para reanudar el juego y por fin, lo ganamos», narró Boyón Domínguez.
Lo pusieron a cargar las bolas
Una anécdota graciosa es que había un ritual en los 80 en la Selección que el novato que subiera, tenía que llevar la bola en los viajes internacionales.
«En el 1981 fuimos a un Centro Basket a Puerto Rico y al llegar al Aeropuerto, Evaristo Pérez me pasó las bolas del equipo y le pregunté que era eso, y él me respondió, los novatos llevan las pelotas», recordó con una amplia carcajada.
Luego le tocó al Jay Payano
Dijo Boyón que en 1985 iban a un viaje, el primero del joven rebotero, Felipe- Jay- Payano con la Selección y en el Aeropuerto, Boyón Dominguez le dijo: «Novato, lleve las bolas, acción que sorprendió a Payano, pero luego lo entendió».
Con el Grillo Vargas
Expuso Boyón Dominguez que durante los Panam 2003, el dirigente Héctor Báez tuvo que ausentarse de una práctica y le dijo a él que convocara al grupo al otro dia para las seis de la mañañana y todos se mostraron asombrados al ver la hora.
El ex-rebotero, José- Grillo- Vargas tomó la voz cantante y mostró su desacuerdo. «Y cómo van a ser, a las 6:00 am», exclamó, a lo que Boyón, que era asistente, dijo, «fue el coach que dejó la orden».
«Señores, al día siguiente, yo llegué a las 5:45 de la mañana al Palacio y Grillo Vargas llegó faltando 10 minutos para las seis, lo que habla de su responsabilidad y disciplina», precisó. «Eso me marcó para siempre, hay que ser responsable y profesional, siempre», adujo.
La plata de 2003, la mejor medalla
Dijo sin titubeos, a su juicio, la mejor medalla que ha ganado el basket dominicano, fue la medalla de plata en los Juegos Panam 2003.
«Después de ahí, no hemos vuelto a ganar otra a ese nivel, en Centro-basket y Juegos Centroamericanos es otra cosa», arguyó
Su brillante trayectoria
Boyón es el armador que más asistencias tiene en la historia del baloncesto dominicano. Al momento de su retiro tenía 793 pases para canastos, una marca poco probable de ser alcanzada por jugador alguno en el baloncesto superior del Distrito Nacional.
Forjado en las filas del Club Mauricio Báez, Boyón posee en su poder casi todas las marcas de asistencias en el basket distrital.
Además de la marca de por vida, tiene el récord para una temporada en total y promedio y de más años liderando ese encasillado.
Repartió sus 793 asistencias en 167 partidos de serie regular, estableció la marca en cantidad con las 126 que dio en 14 partidos en el torneo de 1984 y ese mismo año logró el mejor average con 8.4 por encuentro. –de pro vida su average fue de 4.3 y finalizó su carrera con 1,543 puntos y promedio de 9.2.
De sus excelentes registros del 1984, ayudó al Mauricio Báez a ganar la corona y por eso fue declarado “Jugador Más Valioso” del campeonato. También fue determinante para que la escuadra de Villa Juana repitiera el título en los torneos del 85 y 86, respectivamente.
Domínguez, quien debutó en 1978, ganó los lideratos de asistencias de 1982, con 89 y promedio de 5.9 en 15 partidos, 83 (80, 5.3 y 15 juegos jugados), en el 84, con 126 en 14 cotejos, repitió en el 85, con 84 en la misma cantidad de encuentros y promedio de 6.0; no jugó en el 86 por una lesión y regresó un año después con otro liderato al dar 44 pases en 13 choques (3.3).
Repitió como el mejor repartidor 1989 (67 en 15 partidos y average de 4.6) y 1990 (55 y promedio de 3.6 en 15 confrontaciones). Antes de ganar en todos esos años, Boyón había finalizado segundo en los torneos del 78 (dio 78 en 14 choques), en el 79 (78 en igual cantidad de juegos) y tercer en el 80 con 88 en 15 enfrentamientos de serie regular.
También fue exitoso como dirigente. José Domínguez abrazó la carrera de dirigente a partir de 1992 y su éxito tampoco se hizo esperar. Es uno de dos basketbolistas que después de ser ganadores del premio “Jugador Más Valioso”, después del retiro han logrado el galardón de “Dirigentes del Año”. El otro fue Hugo Cabrera, electo “JMV” en el 77 y 88 y luego obtuvo el de “Dirigente del Año” en 1995.
Empero, Domínguez es uno de los pocos entrenadores que ha sido electo “Manager del Año” en tres o más ocasiones. Lo obtuvo en el 1996 como capataz del Mauricio Báez, y repitió en el 2006 comandando al Club Naco, campeón en ese torneo.