El Presidente Danilo Medina celebra su segundo aniversario rodeado del reconocimiento abrumador de la población, que le confiere astronómicos porcentajes de popularidad, cerca del 80%, según encuestas independientes.
Creo que detrás de las metas logradas y de los fracasos del arte de gobernar, subyace el deseo de Medina por administrar como un auténtico presidente de todo el pueblo, erigido en el símbolo demócrata de la nación unificada, equidistante de intereses económicos y financieros y del sectarismo partidario.
Naturalmente, como Jefe de Estado, Medina es el presidente de todo el pueblo, no solo de aquellos que votaron a su favor; pero en apego a la verdad histórica debe consignarse que el segundo mandatario peledeísta ha transitado de menos a más, a partir del apretado margen de su victoria electoral hace 27 meses. El apoyo de hoy, casi duplica las urnas.
Aunque a cada mandatario le asaltan dudas en cuanto a si verdaderamente gobierna para la todo el pueblo, esa indecisión también los urge profundizar y asirse al concepto de “presidente por y para el pueblo”. Creo que ahí estriba el origen de “las visitas sorpresa de Medina”, buque insignia de su metódica praxis presidencial, desde las cuales ha beneficiado a los más carenciados, sin menoscabo de raza, credo, género, clase social o partido.
El Ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, amigo, colaborador y portavoz personal del mandatario, ofreció su versión: “Lo cierto es que la popularidad del Presidente Medina ha crecido y se ha consolidado porque los dominicanos y dominicanas han podido comprobar que los compromisos se hacen realidad. Que la palabra dada se cumple. En definitiva, han ido recuperando la confianza que habían perdido en la clase política”.
No hay razones para pensar que la segunda mitad será distinta. ¡Buen aniversario! Señor Presidente.