La sal y el azúcar aportan al sentido del gusto las proporciones adecuadas para una óptima apreciación del sabor, de los sabores.
Un poquito más de sal, y se saló el plato. Un poco más de azúcar y ya el gusto rechaza el alimento.
En materia de inmigrantes, éxodos, invaciones y otros movimientos de gente de un lugar a otro, lo demasiado es ahora «los menores no acompañados».
«Menores no acompañados», pero enviados y me parece que también pagados. Pero este negocio tiene también sus riesgos. Y estaríamos pensando también que la pobreza (pues quizás no llegan a la miseria los que pagan a los coyotes) erosiona y confunde, a veces horriblemente, el amor de los padres.
Y de este lado «que somos humanos» 20 mil niños no se pueden meter en cualquier sitio. Se puede, y en ocasiones alguien dice que los metan allí en uno de esos «Boot Camp» qué tan útiles fueron en otros tiempos, a esos incorregibles, ya no muy niños, que pisan el acelerador ociosamente y disparan desde el carro, según parece por pura diversión. Pero esos son otros niños, no de los que estábamos hablando.
Y se necesita para cada niño no solo una cama, y la comida en condición amena, agradable, sino también un médico, un maestro.
Y alguien que dé confianza y cariño. Y, de algún modo tengo que mencionar aquí con referencia a los de más tierna edad, precisamente lo que
decía un educador en uno de esos Youtubes: Si de los 4 a los 8 al niño no le va bien, en lo de recibir cariño de sus padres, en reconocimiento y solidaridad en la escuela y en general en el respeto y apreciación de otros, de ese niño no se pueden esperar muchas cosas. Bueno…esto para 20 mil niños y más, no será nada fácil.