Tras la desaceleración del primer trimestre del 2023 la economía dominicana pasó a un crecimiento de nivel anual de 2.4%, mayor al de la tasa promedio de América Latina, y al final la inflación resultó de la más baja tasa en cinco años, ubicándose en 3.57 con tendencia a la baja. El Banco Central, con proverbial dominio de índices, proyecta un crecimiento de 5% para el año en curso, lo que certifica el impacto favorable de medidas monetarias y financieras aplicadas hasta ahora. Sobre todo las que desde el semestre anterior expandieron el financiamiento a la producción.
De ahí que el Foro Económico Mundial, organización independiente de absoluto crédito, colocara recientemente a República Dominicana en el grupo de naciones con economías estables y altos niveles de crecimiento tras una evaluación que se extendió sobre 107 países del orbe.
De un año a otro el Indicador Mensual de Actividad Económica dominicana experimentó una expansión récord de 4.7% después que el Banco Central canalizara 184 mil millones de pesos a sectores productivos a través de la intermediación de los bancos al tiempo que el turismo continuaba viento en popa a toda vela y las remesas crecieron 3.1% el pasado año. Algunos otros indicadores son matemáticamente positivos; aunque persiste el abismo social causado por escaso avance en redistribución del ingreso, la educación sigue lejos de funcionar como eficaz herramienta de desarrollo y preocupa la extendida subordinación al endeudamiento externo.
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