Lo que está sucediendo en nuestro país se puede comparar con una película de ficción o con una comedia donde los espectadores solo se ríen al ver las acciones en forma de sarcasmo. Es que aquí todo es posible, porque vivimos en una sociedad que ha aceptado vivir entre pirañas humanas, aunque nos muerdan y nos coman vivos seguimos aceptando esa autodestrucción, porque nos destruimos a nosotros mismos al validar personas e instituciones que no tienen la capacidad moral y técnica para dirigir el destino de la sociedad dominicana.
La magnitud de lo que está sucediendo nos convierte en un país oxidado, existimos como sociedad pero no estamos funcionando con la suavidad de una real democracia, actuamos como una nación oxidada debido a las burlas generadas por la mayoría de los sistemas políticos que nos representan en el Congreso dominicano. Burla es la mejor palabra para captar la realidad de nuestro comportamiento político. Cuando escuchamos que los diputados aprobaron un préstamo de 60 millones de dólares, estamos hablando de 3,180 millones de pesos, para apoyar una agenda de “transparencia e integridad”; al oír esta noticia podemos decir de forma inequívoca que todo esto es una burla.
La transparencia y la integridad son frutos de una cultura fundamentada en la práctica de la verdad; nuestra práctica es otra, los gobiernos se eligen en base a la compra del voto, los regidores son el resultado de amarres económicos e intereses personales, los candidatos a alcaldes pueden ganar la posición solo cuando invierten una suma de dinero incalculable o desbordante, los candidatos a diputados, a senadores y a presidentes son elegidos de la misma manera, creando así un círculo de pirañas que destruyen los tejidos de todas las instituciones del Estado dominicano, generando pobreza, inseguridad y falta de esperanza. Nos quejamos, hacemos marchas, pero nos cansamos, nos convertirnos en los derrotados por el sistema, nos oxidamos hasta el punto de ser irreconocibles.
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Vivimos en un país acostumbrado a las burlas, nos reímos con nuestro estilo caribeño el cual está cargado de traición, no sabemos defender lo que es justo, lo que genera vida y estabilidad social, defendemos aquello que nos arruina, es muy chocante y contradictorio; pero así es, defendemos lo que no ha funcionado, lo inservible, lo que es mortal y peligroso para nuestras familias y para nuestros hijos. Preferimos la burla y que unos cuantos sean los que decidan nuestro futuro. Es como que nos da tres pitos que nos arrastren hacia el charco de las pirañas, esas mismas especies devoradoras, criaturas creadas por nosotros mismos aun sabiendo que moriremos a mordidas y sin dignidad; lo más horroroso es que pensamos que no existe un destino y un mejor futuro, que todo debe estar como es, y todo es como fue.
La magnitud de lo que está pasando no nos permite visualizar que existe un destino mejor. Dominicanos, debe existir algo más digno, no fuimos diseñados para vivir en un ambiente de burlas políticas, no fuimos creados para vivir oxidados y mucho menos para ser condenados y morir debido a nuestra propia negligencia, existen otras formas, otras personas y otras conductas que nos llevan a vivir de forma más digna. Te invitamos a dar un salto a la vida, un salto para terminar con las burlas, con el óxido y con las pirañas. ¡Saltemos!