Son muchas las mujeres que se ponen el bikini en las playas de Marruecos, pero cada vez son más las que eligen ir tapadas de los pies a la cabeza, lo que evidencia una clara tendencia hacia el conservadurismo en este país. EFE
Rabat. Son muchas las mujeres que se ponen el bikini en las playas de Marruecos, pero cada vez son más las que eligen ir tapadas de los pies a la cabeza, lo que evidencia una clara tendencia hacia el conservadurismo en este país.
La imagen más común en la actualidad es la de una mujer en la playa con pañuelo, visera protegiéndose del sol, camisa, pantalón y a veces calcetines y guantes.
¿Práctico y ligero para un caluroso mes de agosto? En absoluto, pero una mujer musulmana y conservadora que quiera ir a la playa debe ir bien tapada. No importan los 35 grados de calor a la sombra, ser recatada es condición sine qua non de una buena devota.
Existe la famosa prenda conocida popularmente como burkini (bañador para mujeres veladas que cubre completamente el cuerpo), aunque todavía en Marruecos el modelo no ha marcado tendencia y su precio, de 500 dirhams (unos 45 euros) en adelante, tampoco es asequible para cualquier mujer.
Más que los burkinis, lo que abunda en las playas son mujeres que se meten en el agua con la ropa de calle y salen del de Marzo con sus prendas empapadas y pegadas al cuerpo, con un paradójico efecto sensual, hasta secarse al sol.
Junto a ellas, sus hermanos o maridos disfrutan del sol y del agua con bañadores de último grito. Entre la mujer totalmente cubierta y la que lleva un bikini hay toda suerte de “compromisos con la decencia»- un “short” con bikini, un “legging” con bikini, o camiseta y pantalón recortado con tijeras.
El grado de conservadurismo en una playa suele ir por lo general unido a la cercanía de la ciudad- cuanto más próxima, y por ende accesible con transporte público, más popular y más tradicional es la playa.
Los códigos de conducta sociales difieren mucho en unas y en otras playas, pero todo el mundo los entiende nada más llegar.