Las últimas hojas del calendario 2023 caen inexorablemente, situándonos a las puertas de otro tiempo convencional, el año 2024, que es, según definición de la astronomía, igual al periodo de revolución de la Tierra alrededor del Sol. Así se denomina al ciclo de doce meses entre el 1 de enero y el 31 de diciembre, ambos inclusive.
La Tierra, el planeta que habitamos y cuya depredación humana se encarga de destruir significativamente, ahora es la víctima del calentamiento global que dio origen al cambio climático, el cual se manifiesta a través de frecuentes desastres naturales. Existe, pues una amenaza de extinción para las poblaciones menos afortunadas.
Globalmente considerado, el 2023 ha sido un año abiertamente negativo para la raza humana. La inminencia nuclear derivada de la invasión rusa a Ucrania, la guerra de exterminio que libra Israel contra el grupo terrorista Hamás, los comprometidos ataque hacia los Gobiernos democráticos mediante el resurgimiento de grupos neonazis, racistas y extremistas, las crisis migratorias, la aparición de nuevos contagios y epidemias variantes del covid-19, son apenas algunos de las desafiantes realidades que enfrenta el mundo, pero para los cuales las superpotencias y los organismos internacionales carecen de respuestas apropiadas.
De República Dominicana puede afirmarse que el año 2023 ha sido relativamente bueno con nosotros, exceptuando las embestidas tropicales sufridas debido al cambio climático que hasta derribó una pared con sus lluvias torrenciales.
Creo que el país vive un buen desempeño económico, según las cifras del crecimiento de organismos multilaterales y las autoridades del Banco Central, con el indicador mensual de actividad económica (IMAE) de 3.1 % anual, tasa de empleo en alza, aumento de la inversión ext4ranjera y las exportaciones.
El año nuestro cierra con el conflicto fronterizo estancado como resultado del ataque a la soberanía nacional por parte de Haití, cuyas irresponsables y endémicas autoridades decidieron construir una presa sobre el río Dajabón, que desvía las aguas del lado dominicano, en violación al acuerdo fronterizo de 1929.
De cara al inminente periodo 2024, la renovación de las autoridades municipales y congresuales, y la elección en mayo de un nuevo mandatario, representan los principales desafíos de la nación para la continuidad de la tradición de celebrar comicios libres y transparentes.
Mientras tanto, la “brisita de la navidad”, soplada desde las instancias palaciegas para económicamente beneficiar a los sectores marginados, y la baja percepción de la corrupción en la administración pública, hacen del 2023 un buen año.