Cambiemos de vía. Las lecciones de Edgar Morin, 1

Cambiemos de vía. Las lecciones de Edgar Morin, 1

¡Felices 97! – Las frases más destacadas de Edgar Morin

Mi amiga Laura Faxas tuvo la gentileza de hacerme llegar el último libro de Edgar Morin, publicado en junio de este año y cuyo título es “Cambiemos de vía. Las lecciones del coronavirus”[1] (traducción libre mía). Desde que llegó a mis manos lo devoré.

Es un libro pequeño, bellamente escrito, que te invita a seguir, sin darte cuenta de las horas.

Inicia su relato, haciendo el recorrido de alguien que ha vivido casi un siglo y ha sido testigo de excepción de los grandes acontecimientos mundiales. Sus primeras reflexiones y recuerdos comienzan con la pandemia que azotó dejando millones de muertos, la llamada “gripe española”; y finaliza con la actual, el COVID-19, que ha paralizado al mundo.

Después de narrar el largo trayecto de su vida, reflexiona y nos invita a la humanidad toda entera, a reflexionar y cambiar de rumbo.

Sus primeros recuerdos nos llevan al momento de su nacimiento. Nació en el corazón de la epidemia denominada “la gripe española”, a inicios del siglo XX. “Estaba muerto, de hecho, neo muerto, y reanimado por el ginecólogo, que me tuvo más de 30 minutos suspendido por mis pies.

En verdad, yo fui una víctima indirecta”. Esa joven mujer que luego se convirtió en su madre, sufrió una lesión en el corazón y le sugirieron que no tuviera hijos. Pero sale embarazada y persiste en su deseo de ser madre. Así nace este bebé que se convertiría en una de las figuras intelectuales claves en el mundo.

Cuenta que cuando llegó la gran depresión, en 1929, tenía 8 años. Sus padres decidieron mudarse a la ciudad de Rueil. Un día, en 1931, su madre tomó el tren de lejanía y mientras viajaba le dio un ataque al corazón y la encontraron muerta.

“Tenía 10 años y vi a mi padre ser víctima de la gran depresión económica que afectaba al mundo. De esta crisis económica, no entendía nada, solo sé que mi padre, a partir de ese momento era muy cuidadoso en los gastos de la familia.”

Cuenta Morin que recuerda, pero no comprendía, cuando en 1933 Hitler se proclamó el jefe de Alemania. No alcanzaba a entender lo que pasaba en su alma de niño, pero se persisten en su memoria cómo este pequeño hombre, de pelo negro oscuro, con una mecha en su frente, pronunciaba unos discursos histriónicos que motivaba la aclamación de las masas. Sin embargo, cuando Hitler ocupó París, siendo muy joven, se alistó en la resistencia y luchó contra los alemanes.

Después narra cómo seguía los acontecimientos y las acciones de los aliados para derrocar a Hitler.

Era ya un hombre joven cuando se produjo la crisis intelectual de los años 1956-1958. Comenzaron las críticas de Nikita Khrouchtchev al régimen de Stalin. Este hecho le produjo desasosiego a un intelectual que se iniciaba en las ideas marxistas. Le habían resquebrajado sus creencias.

Después, en 1968, fue testigo de los eventos de mayo de 1968 en Francia. Un movimiento espontáneo que se expandió por el mundo. En 1972, hizo conciencia de que el mundo vivía una crisis ecológica gracias al profesor Meadows, quien alertó al mundo de la degradación rápida y destructiva del medio ambiente.

Señala Morin que con estos acontecimientos se fue creando en él una resistencia intelectual y política contra las barbaries que amenazaban, y amenazan todavía, a la humanidad: el odio, el desprecio, la xenofobia y la guerra. A partir de esta resistencia formula sus primeras ideas en los años 80. Así, sigue diciendo en el libro, el lector se dará cuenta que para mí es normal que llegue lo inesperado, de entender que lo imprevisible puede venir en cualquier momento.

Por esta razón, dice, quiere dedicar sus últimas fuerzas a despertar la conciencia sobre la magnitud de este fenómeno que llamamos pandemia COVID-19 .
A partir de este recuento, en el cual se evidencia que es un hombre que ha sido testigo de los grandes acontecimientos del mundo, reflexiona sobre el gran acontecimiento que ha detenido el mundo.

“Un virus minúsculo apareció en una lejana ciudad de China ha creado un cataclismo mundial. Ha paralizado la vida económica y social en 177 países y ha engendrado una catástrofe sanitaria, cuyo balance nacional y mundial es tan sombrío como alarmante.” Las consecuencias, dice, son muchas: millones de personas confinadas, millones de infectados y miles de muertos.

Afirma que la historia de la humanidad ha demostrado que las pandemias han sido parte de su historia. Efectivamente, sigue afirmando, la unificación bacteriana del globo terráqueo se produjo desde la conquista de América; sin embargo, dice, la novedad del COVID-19 es el origen de una mega crisis sanitaria, combinada con crisis política, económica, social, ecológica, nacional y planetaria que interactúan unas con otras y provocan otros resultados que podrían ser, o ya lo son, catastróficos.

Está claro, afirma Morin, que se está produciendo un cambio de paradigma; pero hay enormes resistencias de los poderosos. Por esta razón el proceso será largo, caótico y difícil, muy difícil. Es taxativo al decir que la humanidad no ha vivido a través de su historia una crisis que haya provocado tantos problemas juntos, incluyendo profundas depresiones y ansiedades en la población.

“Estamos condenados a reflexionar sobre nuestras vidas, sobre nuestras relaciones con el mundo y sobre el mundo mismo.”

El qué pasará después del coronavirus es tan importante y fundamental que la crisis misma. Podría ser apocalíptica, más que portadora de esperanza. Muchos de los intelectuales que el mundo del mañana no será nunca el mismo que el de ayer, antes de que se produjera la crisis sanitaria producto de ese virus pequeño y mortal. Estamos viviendo una verdadera era de incertidumbres.

El futuro es imprevisible, es cierto, pero debe ser una acción del hoy. Yo espero, muchos esperan, que se produzca una regeneración de la política que defienda la protección del planeta y de la humanidad, así como de la sociedad.

En la próxima entrega vamos a exponer las lecciones que según Morin nos deja el coronavirus.
“Si tu pasado es experiencia, haz del mañana sentido común”, Edgar Morin
“Comprender no impide juzgar, juzgar no impide comprender.” Edgar Morin

[1] Edgar Morin (2020). Changons de Voie. Les lecons du conoravirus. Editorial Denoël, Paris.

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