Entusiasmado por recuperación agropecuaria observada en informe económico 2022, abrigamos esperanza de seguir caminos correctores de políticas que impiden encarar satisfactoriamente contingencias internacionales, aumentando nuestra autosuficiencia alimentaria.
De acuerdo con Sistema de Información y Alerta Alimentaria de FAO (https://reliefweb.int/attachments/ e975f795-5cbb- 4ae8-ba17- 64426387a3f4/ DOM.pdf) nuestros requerimientos de importación de cereales, 2022/2023, estarán por encima- (5%)-del promedio de últimos 5 años.
Prevé que demandaremos más trigo, lo cual obliga explorar alternativas de materias primas para harina e incrementar producción alternativa ante falta, o encarecimiento, de pan.
Consignó caída producción de arroz-5.9%-en 2022 que se agravaría con eliminación arancelaria prevista en DR-CAFTA.
Consignó caída de producción de maíz-3.8%-vital para nuestra industria alimenticia, en circunstancias que incrementaron precios (45% entre diciembre. 2021-agosto 2022).
Afortunadamente CONFENAGRO esbozó posibilidad de sembrar 10 veces las 485 mil tareas hoy sembradas de maíz. En el pasado llegaron a sembrarse 1,200,000 tareas de maní para aceite comestible. Hoy sembramos 53,000.
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Maní y maíz fueron abandonados por comodidades empresariales, en complicidad política, importándolos bajo préstamos-(PL480)-concertados por Gobiernos PRD/PRSC en proporción 2:1.
La OEA planteó sembrar 380,000 tareas de sorgo y soya en la Línea Noroeste-proyecto DELNO-que pudieron sustituir importaciones de granos y aceites. Otras zonas pudieran ser aptas.
Excusándose en diversificación, nuestra industria azucarera estatal colapsó por condicionamientos de préstamos PL480 que concertaron gobiernos PRDista y ejecutamos Reformistas. La capitalización PLDista de empresas públicas culminó exclusión del CEA del mercado azucarero.
Subsanar esos errores, introducir sorgo y soya, recurrir disposiciones perjudiciales establecidas en acuerdos internacionales, incrementar producción de otros rubros de consumo interno y exportaciones; constituyen prioridades para la recuperación agropecuaria.
Para ello requiérese maximizar uso de nuestros recursos naturales: aprovechar tierras baldías o subutilizadas. Y nuestros recursos hidrológicos. Y recursos financieros para investigaciones y extensión, inversiones en infraestructuras, garantizar comercialización y facilidades crediticias a productores subsidiándolos a través de tasas de interés mientras duren las políticas monetarias restrictivas.