Aunque los autos eléctricos, NEV, son silenciosos, los de China tienen la capacidad de no dejar dormir a muchos, los desvela ante la pujanza de mercado que demuestran. La agencia Bloomberg reconoce que el verdadero problema es que los autos chinos son más competitivos y eficientes gracias a su alta tecnología, adecuadas cadenas locales de suministros y menores costos de energía. Descartan competir con China, por lo que recurren a lo que les resulta más conveniente aspirando les brinde mejores dividendos en el corto plazo: sanciones y aranceles.
Aunque algunos fabricantes de autos occidentales se han percatado por donde deben ir inteligentemente y han establecido acuerdos de cooperación con empresas chinas, para beneficio mutuo, los jerarcas burocráticos ven como mejor opción las barreras comerciales basándose en la historieta del “exceso de capacidad” de China. Conceptualmente una sobrecapacidad lleva a reducción de precios por sobreoferta, sin embargo, habiendo rebasado a Japón como primer exportador de autos, los vehículos chinos se han encarecido en los mercados foráneos demostrando que su demanda creciente se debe a preferencia motivada por eficiencia y no por precios bajos. La campaña “anti NEV” chinos muestra no solo falta de seriedad y responsabilidad comercial sino la demagogia asumida por esas potencias con relación al cambio climático. Bloquear los carros ecológicos chinos limita la cooperación y desincentiva a los fabricantes que resultan favorecidos a invertir en la dirección adecuada en sociedades donde lo que prima es el beneficio a toda costa. Los NEV chinos representan gran aporte global para la transformación verde y reducción de emisiones de carbono favoreciendo un desarrollo sostenible.
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En realidad, en el mundo tenemos un déficit de capacidad que al parecer algunas compañías occidentales se consideran incapaces de suplir compitiendo. Según la Agencia Internacional de Energía para 2030 la demanda mundial de autos de nueva energía será 300% superior a lo que se demandó en 2023. Desde que el capitalismo surgió y se desarrolló, en esencia sobre una base mercantilista, el mercado se encargó de fijar una división internacional del trabajo en aras de mayor eficiencia lo que se expandió en el proceso de globalización que ahora, quienes fueron sus timoneles, quieren hacer naufragar.
Nadie, absolutamente nadie, puede ser dominante en todos los sectores. En servicios EEUU registró superávit y China déficit. El futuro ineludible del mundo tiene que basarse en innovación y colaboración y no en sanciones y aranceles.