En estas elecciones, al parecer, vamos a ver de todo, pues los políticos, hay que reconocerlo, tienen la capacidad de superarse a sí mismos tanto en lo bueno como en lo malo, por lo que siempre debemos estar preparados para las sorpresas, no siempre agradables. Por eso hay que poner atención, por si se trata de una nueva tendencia o moda que estrenamos en este proceso, a la denuncia del ayuntamiento de Santiago, que ayer se quejó de que individuos encapuchados, que se trasladan en vehículos sin placas, se han dado a la tarea de tirar desperdicios sólidos, léase basura, en calles, aceras, plazas y parques de esa ciudad.
Y la están tirando en lugares muy específicos, donde esa basura se ve mucho y molesta aun más, con el claro propósito de ofrecer la impresión de que no está cumpliendo con su responsabilidad de mantener limpia a la Hidalga de los Treinta Caballeros.
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El ayuntamiento advierte a las “personas inescrupulosas” que incurren en esa práctica que están violando la Ley 20-99 que prohíbe a toda persona física o moral tirar desperdicios en los espacios públicos, razón por la cual podrían ser sometidos a la acción de la justicia. La realidad es, sin embargo, que esos encapuchados están haciendo mucho más que violar una ordenanza municipal si lo que tratan de hacer es boicotear la gestión del alcalde Abel Martínez, candidato presidencial del PLD, para obtener ganancia electoral.
En lo que se averigua el caso y se logra apresar a los desaprensivos, a los que las autoridades edilicias “están velando”, tenemos que estar muy atentos, insisto, para evitar que ese tipo de campaña sucia (literalmente) se ponga de moda en estas elecciones municipales.
Y la razón es sencilla: los que sufrimos las consecuencias, como siempre, somos los ciudadanos, que además de ser agredidos por la contaminación visual de vallas y letreros donde quiera q ue miramos podríamos vernos inundados, por culpa de las bellaquerías de políticos inescrupulosos, de maloliente basura.