Un campanario de verdad es el de la iglesia de Las Mercedes. Tiene campanas grandes, medianas y pequeñas. Las campanas están instaladas bajo una bóveda, cada una en su arco. Al terminar la Semana Santa aquellas campanas resonaban en toda la ciudad colonial de Santo Domingo. En la catedral, en Santa Bárbara, en el convento de los dominicos, lo que hay son campaniles sencillos, espadañas montadas en muros de ladrillos. En Las Mercedes cuelga una campana gorda, más gorda que un fraile gordo, cuya vibración estremecía toda la parroquia. Cuando el badajo de la campana mayor golpeaba su falda de bronce, despertaban los niños y ladraban los perros.
–A esa iglesia pertenecía un monje llamado fray Cipriano de Utrera, historiador, quien componía, en la imprenta de la Orden Mercedaria, sus propios escritos. Desde el patio de la logia Cuna de América #2, podíamos ver a fray Cipriano, frente a un chibalete de tipos, redactando algún trabajo histórico. Era un consumado “cajista”; podía colocar los tipos a toda velocidad y leer las líneas al revés. En esa imprenta se preparaban estampas para la Primera Comunión, recordatorios de aniversarios, lo mismo de bodas que de funerales. En la oficina-despacho del taller de impresión se vendían “objetos religiosos”: crucifijos, rosarios, misales, biblias, escapularios.
–Los monaguillos debían aprender la misa en latín; y contestar al sacerdote oficiante con la mayor celeridad. Un monaguillo que ayudaba en la misa de un cura barbudo de edad avanzada –el padre Fulgencio-, no contestó rápidamente; el padre, como un apuntador de teatro, le dijo “confiteor Deo” ¿no sabe? Para misas cantadas era imprescindible un cantoral enorme, con letras grandísimas –impresas en el taller–, donde podían leerse desde lejos los canticos litúrgicos de rigor.
–Los asistentes a la misa coreaban los himnos y letanías, todos ellos en lengua española. Recuerdo vivamente las muchedumbres en las procesiones de la Virgen, los emblemas de las cofradías religiosas que acompañaban el recorrido de la imagen por las calles de la ciudad vieja. Bandas musicales, de la policía y los bomberos, con redoblantes y tubas, seguían el carromato de la Virgen de Las Mercedes. Para niños y ancianos, lo verdaderamente grandioso… era el repicar de las campanas. (2015).