No pasa una semana sin una declaración “impactante” de Donald Trump. Para Navidad, el futuro inquilino de la Casa Blanca ha tenido un pensamiento muy especial para el Canal de Panamá. Desde hace veinticinco años, el lugar está bajo la plena y total autoridad de Panamá.
Pero Donald Trump quiere simplemente que Estados Unidos recupere el control. El Canal de Panamá es un enlace de 80 kilómetros que unen Asia y la costa este de Estados Unidos, lo que lo convierte en una ruta estratégica, ya que por sí solo representa el 5% del tráfico marítimo mundial. Según la autoridad gestora del canal, este año se han registrado ingresos por valor de 5.000 millones de dólares.
Ni en venta, ni traspaso
Donald Trump quiere que Estados Unidos recupere el control del Canal de Panamá porque considera que a los barcos estadounidenses se les cobra de más por los tránsitos. No es cierto, dice el presidente panameño José Raúl Mulino, que explica que el canal no está ni en venta ni en traspaso, y que los peajes son los mismos para todos los países. Pero Donald Trump va más allá.
Se refiere a la guerra comercial que mantiene contra China: cree que los soldados chinos controlan esta vía navegable. Esto también es falso, según las autoridades panameñas. La única presencia china en torno al canal se encuentra en dos puertos situados en sus extremos. El temor es que, a través de estas empresas con sede en Hong Kong, China pueda tener acceso a los datos económicos de todos los barcos que utilizan el canal.
Publicité
Canadá y Groenlandia en el punto de mira
Donald Trump también está interesado en varios territorios al norte de Estados Unidos, como Canadá, al que se refiere como el 51º Estado americano. Esto no le ha impedido querer aumentar un 25% los aranceles aduaneros a los productos importados de Canadá, lo que preocupa en Ottawa. A finales de la semana pasada, el Ministro de Finanzas y el Ministro de Asuntos Exteriores viajaron a la residencia de Donald Trump específicamente para tratar el tema de los aranceles.
En lo que respecta a Groenlandia, quiere comprarla, ni más ni menos. Donald Trump le ha echado el ojo a la isla más grande del mundo porque es rica en recursos naturales. Plomo, hierro, zinc, níquel, oro, metales raros: todas estas materias primas se utilizan en armamento y en la producción de baterías eléctricas, por ejemplo. Groenlandia también posee grandes yacimientos de arena, muy valiosa para la construcción de edificios.
Canadá: el Gobierno de Trudeau “en posición de debilidad” frente a Trump
Si Donald Trump está intensificando este tipo de exabruptos es porque sabe que tiene que hacerse notar en los medios de comunicación, aunque no esté en el cargo. En una fase posterior, las provocaciones podrían ir encaminadas, en última instancia, a rebajar los impuestos a los barcos estadounidenses que transitan por el Canal de Panamá. Pero también revisar la relación aduanera entre Canadá y Estados Unidos o acceder a determinados recursos en Groenlandia.
Como todos sabemos, Donald Trump es también, y, sobre todo, un hombre de negocios que sabe que a veces hay que mostrar músculo, ¡o incluso simular como en el póker, si se espera conseguir algo!