CÁNDIDO BIDÓ ¡Vital y radical en su legado identitario!

CÁNDIDO BIDÓ ¡Vital y radical en su legado identitario!

Ante el mundo real, no real, cristalino y alucinatorio de Cándido Bidó, el espectador asiste al festejo soleado de la naturaleza como dominio originario, nutritivo y energético de la belleza esencial. Belleza que es pura poesía; radiante policromía identitaria; sencillez de las formas; geometría impregnada de cifras especulares; maternidad; femineidad; semilla profética; primavera y plenitud vital de su imaginación creadora…

Tal como advertía en la entrega anterior, durante los últimos diez años, crecen los artistas fallecidos con producciones y trayectorias axiomáticas ante quienes las principales instancias culturales y artísticas del país (públicas y privadas), persisten atrasadas, sistematizando cierta práctica institucional absurdamente aflictiva del desaire, el olvido y la desidia, al no atender con puntualidad, formalidad, visión y rigurosidad de criterios, el dignificador imperativo de tributarles sus justos y merecidos reconocimientos.

Un caso notable es el de Cándido Bidó (1936-2011), exponente fundamental de la plástica dominicana de la modernidad y rematador de un formidable itinerario creacional y productivo que desbordaría las cinco décadas. Se trata de una poderosa y atractiva alquimia pictórica con la que logra materializar una de las más sutiles y hermosas elaboraciones estéticas de la luz; la naturaleza y el sentido de la tierra (el aire de las islas); la policromía interracial popular; el ritmo; la solidaridad y la polisíntesis cultural identitaria del Caribe.

Precisa la reconocida periodista y crítica de arte Virginia Goris que “Bidó es un creador esencialmente social, sin dejar de lado sus maternidades, paisajes telúricos, naturalezas muertas, resaltando la peculiaridad de nuestros ancestros mestizos, entre otros temas medulares” … En efecto, su intensa sensibilidad social, brota ya en sus trabajos iniciáticos, mediante unos espacios texturales grávidos, de implacable dramatismo expresivo, ejecutados durante las décadas de los 60 y 70 del siglo XX.

Son obras de una radicalidad crítica estremecedora que devienen axiales en la producción global “bidosiana”: “Mujer tapándose los ojos” (1963); “Sequía” (1964); (1965); “Comiendo sandias” (1965); “Almuerzo tardío” (1965); “Lavanderas (1967); “Constructores nocturnales” (1967); “El viaje” (1968); “Obreros” (1969); “La boda de Martín” (1970); “Marchanta” (1971) y “Madre y niño”(1974).

Líneas y formas retorcidas; espesas y áridas texturas; topologías de la precariedad; lavanderas; viajeros de la anomia; obreros del expolio e indigentes callejeros, vitalizan estos espacios peripatéticos como esplendidas fracciones radiográficas de la ironía y la endémica marginalidad socioeconómica que aun corroen nuestro tiempo.

Hacia principios de los 70, la pintura de Cándido Bidó trasluce una pasión reafirmadora del entorno natural; la cotidianidad insular y los signos culturales del Caribe con luminosos y cautivadores paisajes; flores; frutas; palomas; peces y retratos de mujeres. Su distintiva y obsesiva exaltación de la mujer como madre amorosa, procreadora de la vida y derrochadora de ternura a través del mito, el tiempo, la historia y la ritualidad popular, se manifiesta en una serie de obras pictóricas magistrales, signadas por su magistral factura estética y su especialidad sugestiva.

Entre estas obras, resaltan las tituladas “Mulata” (1973); “Amantes en la Aldea” (1974); “Mujer con los brazos cruzados”(1975); “Retrato de mujer” (1976); “Paisaje y mujer” (1977); “Muchacha con paloma” (1978); “El paseo a las 10:00 am” (1979); “Retrato de mujer” (1980); “Cabeza con sombrero y pájaros” (1982); “ “Retrato de mujer de perfil” (1984); Mujer con pájaro” (1985); “Mujer de la isla” (2004); “Caribeña”(2006); “Mujer Antillana”(2006); “Cuando llega la Primavera” (2006); “El Pañuelo Azul” (2007) y “Madre en Azul” (2007).

El lírico y cristalino universo imagético de Cándido Bidó se proyecta como una de las maravillas culturales que la República Dominicana y el Caribe han dado al mundo. Dorados y fascinantes paisajes de girasoles, arboledas, frutos, cielos y sueños de la imaginación. Horizontes de pájaros y nubes traslúcidas y livianas como estatuas de agua milenaria.

El universo de Bidó estalla saturado de montañas, arboledas, flores, marinas, palomas, caballos, peces, frutas, amantes, muñecas, figuras infantiles y rostros femeninos de facciones puras, polirraciales y melancólicas, irradiando un trayecto de ternura sutilmente autobiográfico.

Como virtuoso artífice de un universo simbólico de estilo propio, cautivador y radicalmente identitario, Cándido Bidó, mediante una profunda honestidad de oficio, una admirable recursividad expresiva y una gracia taumatúrgica inevitable, suma a las artes plásticas dominicanas de la modernidad, una particular síntesis expresiva que arde y trasciende como ofrenda y homenaje únicos a la mujer dominicana y caribeña en su múltiple dimensión de madre, hija, amante, compañera y máxima alegoría de la naturaleza, el amor y la creación.

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Cándido Bidó

En síntesis

Cándido Bidó, nace en Bonao, el 20 de mayo del 1936 y fallece en Santo Domingo el 7 de marzo del 2011. En 1955, ingresa en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Desde inicios de los 60, ejerce como docente de la misma hasta 1982.

En 1963, junto a Elsa Núñez y Leopoldo Pérez (Lepe), funda el grupo “Los Tres”. Entre sus reconocimientos, destacan: Primer Premio Esso Artistas Jóvenes, Santo Domingo (1965); lV y V Premio del Concurso E. León Jimenes, Santiago de los Caballeros (1967 y 1968); Tercer Premio XII Bienal Nacional de Artes Plásticas (1972); Primer Premio XIII Bienal Nacional de Artes Plásticas (1974), Segundo Premio XIV Bienal Nacional de Artes Plásticas (1979); Primer Premio lX Concurso E. León Jimenes (1981); Premio El Gaucho, Bonn, Alemania (1985).

Desde la década de los 80, debido al éxito sostenido de su obra en el Caribe, Europa, Asia y Estados Unidos, Bidó figura como una de las personalidades emblemáticas de las artes plásticas en Hispanoamérica.

Entre 1976 y 1999, funda el Centro de Arte Cándido Bidó; el Centro Plaza de la Cultura de Bonao; la Escuela de Artes Plásticas de la Fuerza Aérea Dominicana y el Museo Cándido Bidó. En el 2007, la sección dominicana de la Asociación Internacional de Críticos de Arte le otorga el Premio al Mecenazgo en las Artes Visuales Dominicanas.

En el 2001, el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, le organiza la retrospectiva de sus cuatro décadas. En el 2003, es condecorado como Caballero de las Artes y las Letras por el Gobierno de Francia. En el 2005, crea la Bienal de Artes Visuales Paleta de Níquel.

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