La infección por covid-19 causa una inflamación de los órganos del cuerpo y a la vez un hipermetabolismo, es decir, una alteración en el metabolismo, provocada por los nutrientes que usualmente consumimos: carbohidratos, proteínas y grasas.
La consecuencia del estrés metabólico provocado por el coronavirus, se denomina ‘canibalismo proteico’. ¿Por qué se le conoce con este nombre? porque literalmente el organismo consume proteínas y la masa magra, lo que conocemos como “músculo”, con el objetivo de sobrevivir.
De acuerdo con un estudio del Departamento de Nutrición de la Universidad Norbert Wiener publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona con covid-19 puede perder hasta 400 gramos de músculo por día en la fase crítica, o sea, cuando se encuentra en la sala de cuidados intensivos conectada a un ventilador para respirar.
Por lo tanto, la pérdida de peso ocurrida durante la enfermedad va a causar una depresión o pérdida muscular, la que puede conducir a una disfunción multiorgánica, o sea, todos los órganos fallan y esto es lo que incrementa también la mortalidad.
De todas las secuelas causadas por la covid-19 la pérdida de peso ha sido una de las menos abordada públicamente. Sin embargo, los organismos de salud han alertado sobre la misma.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha compilado una serie de artículos académicos que coinciden en que el virus es una inflamación a nivel de todos los órganos, lo que tiene como consecuencia que el paciente pierda peso: proteínas de músculos (en mayor parte), líquidos y parte de la grasa corporal.
Además, según la OPS existe un aumento en el gasto energético total, debido al estrés por el que pasa el cuerpo, situación que demanda más gasto de energía y, por lo tanto, mayor pérdida de peso.
¿Qué ocurre en el cuerpo cuando se baja de peso rápidamente?
Cuando existe una pérdida rápida de peso el paciente suele presentar mucha debilidad, debido a los problemas en el metabolismo energético y en la capacidad del cuerpo para tener energía.
Básicamente, el cuerpo se descompensa y se da un desequilibrio causado por estas pérdidas muy agudas de peso.
Esto hace que el paciente pierda fuerza. Por eso es que vemos a pacientes que ingresan caminando, o con dificultad, pero salen en silla de ruedas.
Las actividades que hacían antes no las van a poder hacer con normalidad después si no llevan una terapia con un terapista físico, ejercicios respiratorios para que refuercen la cavidad torácica, dice el artículo titulado “Artículos científicos y recursos sobre la covid-19”, publicado por la OPS.
Por otro lado, el documento explica que, normalmente, todos los alimentos que consumimos son convertidos en glucosa, que se almacena en el glucógeno, que se utiliza para desarrollar algunas funciones necesarias para vivir.
Si perdemos peso, nuestro organismo utiliza nuestras reservas, pero estas se pueden agotar de entre 24 y 48 horas.
“La grasa y la proteína se convierten en la nueva fuente de energía. Esto no permite el ahorro de proteínas que necesitamos para enfrentar la enfermedad. El organismo empieza a comerse su propia masa muscular, trayendo como consecuencia el incremento de la glucosa y que los mediadores inflamatorios se activen y esto afecta el trabajo del sistema inmune, debilitando nuestras defensas, e incrementando la morbilidad y la complicación de la enfermedad.
Por ello, órganos vitales como el cerebro, el corazón, el hígado buscan energía de la fuente más disponible. Así que lo que hacen es metabolizar a los músculos para seguir funcionando”, explica la OPS.
En los cuadros más graves de covid-19, incluso, se puede llegar a una desnutrición protéico-esquelética, que afecta en gran medida a la salud ósea y, en general, a todo el metabolismo del cuerpo.
¿La pérdida de peso se presenta en todos los pacientes de covid-19e?
No necesariamente. La pérdida de peso va a depender de muchos factores: de la condición con la cual el paciente empieza el virus, si tiene antecedentes de otra enfermedad y de la alimentación que pueda tener mientras está cursando la etapa de positividad.
Dicho esto, la cantidad de kilos que el paciente pierda dependerá de la gravedad del cuadro que presente.
“Por ejemplo, si está en una cama UCI, si se complica, necesita un ventilador mecánico, va a generar una mayor pérdida de masa muscular ya que mientras más sedentario esté, o más tiempo pase postrado, la pérdida puede ir cada dos días como medio kilo de masa muscular. Va a depender mucho en qué nivel termine la enfermedad.
Cabe resaltar que no hay un número exacto de libras que pueda perder en un paciente; todo dependerá del compromiso que tiene la enfermedad.
Además, los especialistas de la OPS explican que no es igual la pérdida de masa muscular en un paciente obeso a la de un paciente que tiene bajo peso.
Por su parte, la OMS aclara que, de acuerdo con los parámetros de valor nutricional, la pérdida de peso mayor al 5% del peso total ya tiene efectos nocivos para el organismo.
“Una pérdida de peso mayor del 10% implica una desnutrición calórica y proteica, caracterizada por la pérdida de masa muscular y grasa.
Si esta pérdida se incrementa a 25% del peso corporal, se duplica hasta el 50% la pérdida de la masa muscular”, sostiene.