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Carmen Imbert Brugal

La medida fue sorpresiva y sorprendente. Ucase que exacerbó el furor nacionalista, tan abatido como necesario. Desde el 15 de septiembre hasta la fecha, la narrativa oficial se mantiene y reditúa, pero vuelven las preguntas, con el sigilo correspondiente, porque se trata de la patria atrapada en las aguas de un río.

Después del impacto provocado por el cierre de la frontera, hubo un efecto Babel, la curiosidad necesitaba saber cómo llegamos hasta aquí. La decisión pretendía la paralización de la construcción del canal que afecta el cauce del río Dajabón. Días antes, el mandatario se enteró que en territorio haitiano construían un canal, un desvío o un dique, para robarnos agua. Ordenó la suspensión de los trabajos y estableció un plazo de 72 horas para cumplir el mandato.  ¿A quién advertía? Al Estado vecino no, para hacerlo están las vías diplomáticas, la formalidad, a pesar del colapso institucional existente en Haití.

Horas después de la disposición, desde Palacio se anunció que la advertencia fue efectiva: “Ciudadanos haitianos están sellando el paso de agua desde el río Masacre, como exigió el Gobierno dominicano, después del cierre fronterizo ejecutado por el CESFRONT, por orden del presidente”. Los vítores inmediatos, otro triunfo para la gallardía presidencial, en tiempo de campaña. Pero no fue así. Urgía el cambio de estrategia, para contrarrestar la pifia, entonces: cierre por aire, tierra y agua. Definitivo, ilimitado.  Más que demostrada la voluntad presidencial, empero, el lance era contra los molinos del viento convertidos en gigantes. 

Las dudas y la curiosidad ocuparon el espacio. El colectivo se enteró de Convenios, de conversaciones suspendidas. Circuló el Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje entre RD y la República de Haití, firmado el 20 de febrero de 1929 y el contenido de la Declaración Conjunta de la Reunión Binacional sobre la situación de las aguas transfronterizas del río Dajabón o Masacre -27.05.2021-.

 ¿Por qué ahora la reacción? ¿Ninguna autoridad, apostada en la frontera “blindada”, había detectado el trabajo antes? Para aquietar el ánimo, el presidente habló a la nación, explicó el origen del “conflicto” con particulares haitianos, que luego denominó anarquistas. 

Como el cierre permanente es inviable, la esperanza estaba en su participación en la 78 Asamblea de NNUU-NY-. Habló el día 20 de septiembre y pretendía frutos. Una Resolución adecuada permitiría abrir las fronteras sin claudicar. “La Solución está en la Resolución”-CIB-18.09.2023.

La inesperada actitud del primer ministro de Haití, Ariel Henry, alteró el rumbo. El estado inexistente recuperó identidad con su participación. Fiel a la tradición zigzagueante de Haití cuando de RD se trata, cambió el discurso. Respaldó la construcción del canal que   había atribuido a la iniciativa privada. Reivindicó el Tratado del 1929 y la Declaración Conjunta del 2021.

Sin resolución, la frontera, con sus escapes irremediables, continúa cerrada. Hoy, en LA Semanal, además de comentar el resultado de las primarias en su partido, el presidente dirá cuál es la ruta a seguir. Como en el cuento de Cristina Peri Rossi, el jefe de estado tiene un exiguo espacio entre la espada y la pared.

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