Presidenciales
De 1844 a la fecha, 45 hombres han ocupado la Presidencia de la República, de los cuales sólo cinco fueron solteros y de estos sólo a dos no se les conoce descendencia. La soledad del poder parecería entonces tener conexión únicamente con la condición de unipersonalidad del Poder Ejecutivo, pues queda claro que no ha sido óbice para que aquellos ciudadanos que han ocupado la silla de alfileres hayan compartido su alcoba.
Conservadores, anexionistas, liberales, baecistas, dictadores, positivistas, rojos, verdes, azules, lilisistas, horacistas, jimenistas, títeres o neotrujillistas, unos fueron padres primerizos en el ejercicio del poder, otros llegaron siendo abuelos y algunos llenos de hijos producto de sus múltiples aventuras.
Pero la descendencia de nuestros presidentes no ha tenido siempre el carácter de familia presidencial. Hijos legítimos o naturales, hermanos de diferentes madres, nacidos en comunidades diferentes, desconocidos entre sí, unos ya adultos cuando nacieron sus hermanos, la parentela de Primeros Magistrados de la Nación no ha figurado junto a sus progenitores de manera constante en el Palacio Nacional o ha sido conocida por la ciudadanía. Estas condicionantes han determinado que, consecuentemente, no hayamos tenido Primeras Damas en los sucesivos períodos gubernamentales.
Exponentes unos del nepotismo que caracterizó el gobierno de sus padres, de otros no se conocen vínculos con los entramados del poder. Los menos han seguido los pasos de sus ascendientes, alcanzando el solio presidencial.
En los perfiles biográficos de los presidentes dominicanos, la genealogía es un tema ausente, no obstante encerrarse muchas veces en sus relaciones de parentesco las claves de su trayectoria mientras ejercieron el Poder Ejecutivo. En esta serie queremos aportar a llenar ese vacío, abordando la descendencia de Manuel Jimenes, Buenaventura Báez, Ulises Francisco Espaillat y Ulises Heureaux, quienes regaron con su sangre muchos árboles genealógicos dominicanos.