¡Caramba, Ucrania!

¡Caramba, Ucrania!

Eusebio Rivera Almodóvar

¡Caramba, Ucrania!. Expresando mi indignación, exclamé ¡caramba! cuando al pasar por el inicio de la Autopista 6 de Noviembre, entrando por la prolongación 27 de Febrero, vi a un grupo de jóvenes utilizando una montaña para jugar beisbol, inconcebible espectáculo bizarro y reflexioné sobre cómo es posible que las autoridades del Ministerio de Deportes y/o el Ayuntamiento local no se hayan ocupado de nivelar el terreno, construir un estadio y/o una cancha de baloncesto para que los jóvenes tengan un lugar adecuado para jugar en vez de espacios dedicados a la perversión y los vicios, como si ellos, los gobernantes, menospreciaran el tesoro representado por jóvenes interesados en el deporte.

En mi mundo de fantasía siempre he idealizado un escenario donde los hombres y pueblos de nuestro planeta solo se enfrenten en los estadios, pero la guerra en Ucrania y el desamparo para estos jóvenes me ratifica que eso es una esperanza inútil porque siempre habrá gobiernos con autoridades y funcionarios que sacan más provecho a la guerra que a la paz.

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¿Cómo afecta la guerra en Ucrania a economías de EE.UU. y de la UE?

La volatilidad y la incertidumbre se han instalado en las economías de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE) por la invasión rusa de Ucrania, que ha colocado un escollo más en el camino de la recuperación tras la pandemia de la covid-19. En respuesta a ese ataque, Washington, la UE y el resto de socios occidentales han anunciado sanciones sin precedentes para castigar a Moscú.   En paralelo, las economías estadounidense y europea sufrirán también las consecuencias de la guerra y de las sanciones de manera distinta.

VOLATIBILIDAD EN LOS PRECIOS DE LA ENERGÍA

La primera diferencia tiene que ver con el impacto que la subida de los precios que la energía tendrá para EE.UU. y la UE, que depende mucho más de Moscú. El club comunitario importa el 41 % de su gas natural y el 27 % de su petróleo de Rusia, por lo que cualquier interrupción del suministro de energía procedente de Rusia podría traducirse en significativas subidas del precio de la gasolina o de la electricidad para los ciudadanos y negocios europeos.