El continuo encarecimiento de las pólizas de seguro para cubrir riesgos catastróficos se ha convertido en una de las principales limitantes y, al mismo tiempo, en un desafío para mantener el pujante desarrollo de la oferta hotelera del país.
Para que se tenga una idea de lo que está pasando, basta con señalar que en el cuarto trimestre de 2024 los precios de las pólizas para cubrir riesgo catastrófico en el Caribe tuvieron su veinticuatroavo trimestre consecutivo de alza.
Esto tiene su explicación: en el mundo y, particularmente en el Caribe, se están produciendo con más frecuencia y con mayor capacidad destructiva fenómenos naturales que han estado provocando grandes pérdidas a las aseguradoras y reaseguradoras, lo que causa el encarecimiento de las pólizas.
Según un reciente informe de la aseguradora suiza Swiss Re, los daños cubiertos por las aseguradoras deberían alcanzar los 135,000 millones de dólares en 2024, un aumento del 17% con respecto al año anterior.
Esto significa que los costos para las aseguradoras por las catástrofes naturales están superando la barrera de los 100,000 millones de dólares por quinto año consecutivo.
Y esto está provocando que los costos para cubrir ese riesgo catastrófico se estén saliendo de control, lo cual encarece el seguro de cualquier propiedad inmobiliaria y, particularmente, de los hoteles.
Pero las catástrofes naturales están cada vez más presentes y son demasiados impredecibles y costosas como para ignorarlas.
Y por esa razón este factor se ha estado convirtiendo en un dolor de cabeza al momento de los inversionistas tomar la decisión de iniciar la construcción de un hotel, pues se trata de inversiones muy importantes, y aunque aparezca algún aventurero que prefiera irse por el auto-seguro, la mayoría de los inversionistas que participarían del “pool” no se arriesgarían a prescindir del seguro.
Además, ningún banco aceptaría financiar un hotel si la obra no cuenta con su seguro. De ahí que el dolor de cabeza que está causando el encarecimiento de los seguros también lo estén padeciendo los banqueros, que han tenido que convertirse también una especie de aseguradores, compartiendo diferentes opciones que hagan manejable financieramente la situación.
República Dominicana tiene mucho espacio para que su industria hotelera siga creciendo y cuenta con la demanda y los atractivos a los inversionistas para lograrlo. Y debemos hacer el esfuerzo para evitar que el costo para cubrir el riesgo catastrófico se torne insalvable.