Rafa, cuyo nombre de guerra fue “Pedro García”, afirma que fue el mayor promotor de la guerrilla de Caamaño en todo el país. “Él sabía que yo era un hombre que promovía posiciones iguales que las suyas”.
(10/10)
Rafael Gamundi Cordero afirma que Juan Bosch fundó el Partido de la Liberación Dominicana con la misión fundamental de diferenciarse del PRD, “al punto de que cuando un peledeísta cometía una falta se le acusaba de ser perredeísta”.
Considera que la creación de la nueva organización, el 15 de diciembre de 1973, “fue buena” porque “liberó a Peña Gómez de la tutela del profesor Juan Bosch”.
“Cuando Bosch se fue, vi la oportunidad de servir a mi país a través de una organización de masas que facilitaría la unidad de las izquierdas democráticas”.
Cita los nombres de honorables peledeístas que según él se prestaron para desacreditar a José Francisco en la UASD, por instrucciones de Bosch, y cuenta que Peña le llamó temprano para informarle que ya podía retornar al partido.
Pero desde que lo sacaron, se había aliado con el Partido Comunista de la República Dominicana (Pacoredo), la Unión de Lucha por una Nueva Quisqueya, un grupo político en Nueva York y había fundado el Movimiento Revolucionario Nueva República (Morenure).
“Le dije que no podía regresar sin antes hablar con ellos, que me habían tratado siempre con respeto”. Aceptaron y Peña le recomendó ir donde Secundino Gil Morales, presidente del partido, para que le retornara sus antiguas posiciones de subsecretario general y secretario general de organización.
Gil Morales le informó que no era posible “porque el PRD estaba encaminado hacia unas elecciones y que, además, ellos eran electoreros y yo era el jefe de los antielectoreros”. Peña Gómez le ofreció una alternativa:
-Déjame arreglar eso, mientras tanto, vete donde Fernando Urbáez para que te coloque en el comité zonal de Villa Consuelo (Zona D-1), pero no hagas mucho alarde, quédate tranquilo hasta que yo pueda resolver eso. “Lo vino a resolver en el 80…”.
Las historias de este curtido político son tantas que las consignó en un voluminoso libro: “Afán de libertad, vivencias de un incansable luchador revolucionario”.
Fueron interminables los atropellos que recibió en los 12 Años de Gobierno balaguerista, al que combatió con igual o más intrepidez que a la dictadura de Trujillo.
Fruto de los golpes, torturas, apresamientos, es una marcada sordera, resultado de una patada en la cabeza y un estruendoso disparo que por suerte dio en la pared de una casa de la calle Arzobispo Nouel cuando ya llegaba a ver a su esposa y a sus hijos a los que extrañaba en su obligado cautiverio. Cayó al pavimento, vencido por el impacto y la multitud creyó que lo habían matado.
“Era muy difícil para mí comunicarme con mi familia. En un momento quise ver a mis hijos y a Bélgica, fue una imprudencia…”. Ubicado, perseguido, lo atraparon al bajar de un carro público.
En la clínica “Doctor Betances” el doctor Manfredo Moore le dijo tras un minucioso examen en sus oídos: “Se rompió el yunque, el tímpano y el martillo, eso se perdió”.
También le habían roto las costillas en La Victoria.
Sobrevivió a Balaguer, no ocupó posiciones cuando el PRD subió al poder con Antonio Guzmán como presidente, y al ascender Salvador Jorge Blanco tampoco, pues “continuaba siendo antielectorero”.
En busca de la unidad del PRD intentó un acercamiento con José Francisco Peña Gómez y Jacobo Majluta, en 1986, proponiéndole a este una fórmula sugerida por Carlos Andrés Pérez: que en vez de llevar a Nicolás Vargas como su candidato a la vicepresidencia, integrara a Peña. “Él aceptará a pesar de sus condiciones superiores”, le dijo a Jacobo, agregando:
-Con Nicolás Vargas, tú pierdes, con Peña se gana seguro.
-Prefiero perder con Nicolás Vargas que ganar con José Francisco Peña Gómez, dice Rafa que respondió Majluta, “a pesar de haber sido grandes amigos”.
Rafa fue el jefe de la última convención en que participó Peña Gómez, en el club San Carlos, en 1998, “y ahí los delegados me escogieron como diputado. Es la única posición que he ejercido en mis largos batallares políticos”. Después de cuatro años fue diputado en el Parlacen.
En 2004, “Hatuey De Camps, siendo presidente del PRD, se opuso a la reelección de Hipólito Mejía, que pidió a la comisión política del PRD, encabezada por Vicente Sánchez Baret que lo condenara a la expulsión del partido. Como yo entendí que él actuaba apegado a los principios morales y éticos de la agrupación, lo apoyé y lo acompañé a la formación del Partido Revolucionario Social Demócrata, el partido del toro, del que él fue presidente y yo secretario general”.
En las elecciones de 2016, De Camps fue candidato a la presidencia y Rafa a la vicepresidencia. Tras la muerte del primero, Rafa ocupó su posición hasta 2018 cuando fue designado presidente del Consejo Nacional de Estrategia. Luis Miguel De Camps es el actual líder de la agrupación.
Con Caamaño y Amaury. “Caamaño conocía mi conducta política y sabía cómo luchábamos sujetos a principios como los que él levantaba. Hice contacto en 1969 con Amaury Germán y Los Palmeros”, narra Rafael Gamundi.
Agrega que comenzaron a celebrar asambleas de masas en el país “sin importar la persecución del balaguerismo, levantando su nombre (el de Caamaño) como el que tenía las condiciones morales y materiales”.
Rafa, cuyo nombre de guerra fue “Pedro García”, afirma que fue el mayor promotor de la guerrilla de Caamaño en todo el país. “Él sabía que yo era un hombre que promovía posiciones iguales que las suyas”.
No obstante, su llegada por Playa Caracoles fue una sorpresa para Rafa. No pudo apoyarlo porque estaba expulsado del PRD. “Quisimos hacer contacto con la gente, pero la mayoría dudaba que fuera cierto que estuviera ahí con nueve hombres…”. Empero, intentó movilizaciones, “pero en eso lo asesinaron”. Perseguido, se ocultó en la casa de Germán Polanco y disfrazado de obrero, con un paño en la cabeza, fabricaba fórmulas medicinales y cosméticos.
Gamundi también es autor de “Cartas a mi amada” en el que recorre el camino del amor compartido con su esposa Bélgica desde 1962, cuando ambos eran adolescentes. Recoge poemas y cartas que le ha enviado, desde la trinchera, el exilio, la clandestinidad. Le escribe como enamorado, novio, esposo. Son muchas las notas que logró mandarle durante la refriega constitucionalista de 1965. En una le expresa:
“Bélgica: si quieren mi carne y mi sangre para alimentarse en ella como un buitre cualquiera, que empiecen a triturar mis huesos, a demoler el andamiaje de mi cuerpo. Más no doblegarán mi dignidad ni comerán mis honras. No, no podrán hacerme bajar las banderas alzadas. Podrán chupar el pus del insepulto cuerpo, meter en él las pestilentes garras. Pero no podrán profanar el decoro que adornó mi vida…”.