Carlos Veitía es un comunicador del arte. Este hombre que pretende ser un artista reflejo de su tiempo y del mundo en el que vive encontró en la danza el método más idóneo para expresar sus emociones.
Este coreógrafo le confiere al arte un significado espiritual, pues con seguridad afirma que pone a la gente más cerca de Dios. Además contribuye a que los individuos se les desarrollen mejor todos los sentidos y al mismo tiempo a que sea un ser humano mejor, más sensible y respetuoso del espacio de sus congéneres.
La danza es el arte más socialista que yo he visto en el mundo . Te enseña que de manera individual tienes un compromiso con los demás y te dice que si trabajas en conjunto puedes lograr muchas cosas.
Todo esto lo lleva a afirmar que la danza es estar vivo. Cuando entras a un escenario o a un salón de ensayo tú estás viviendo una serie de circunstancias. El director debe inspirar a los bailarines y también aterrizarlos.
Inspiración. Criado en un ambiente artístico, Carlos tuvo en su madre la fallecida profesora y bailarina Clara Elena Ramírez, su principal fuente de inspiración. Ella fue uno de mis grandes amores. Mi madre fue la heroína de mi vida, fue padre y madre al mismo tiempo (su padre estuvo presente pero no siempre). Era una mujer con pantalones bien puestos y al mismo tiempo fue una inspiradora, afirma.
Recuerda que como maestra, su madre fue una mujer muy exigente y que incluso hacía llorar a sus estudiantes, pero no los maltrataba. Ella me introdujo a un mundo maravilloso de la buena música tanto clásica como popular. Eso abrió todos mis sentimientos.
Todo este aprendizaje contribuyó a que tomara conciencia de las cosas. A los 12 años y sin ser presionado por Clara Elena, Carlos decidió que sería bailarín. La respuesta de su madre fue: Si vas a serlo tienes que tomarlo en serio. Y así ha sido. Estudió danza dentro y fuera del país. Y su huella ha quedado imborrable en la danza nacional gracias a sus aportes.
Al concluir sus estudios en el país, preparó sus maletas con rumbo a Miami para estudiar en Ballet Concerto, y de allí siguió al Boston Ballet. En esta compañía consiguió una beca y un contrato como profesional. En esa época bailó mucho repertorio clásico. Esto fue una maravilla. En Estados Unidos permanecí cinco años (1975-1980) y cuando regreso al país fundamos el Ballet Nacional y el Ballet Concierto Dominicano.
Trabajos y premios. Cuando Carlos descubrió que había llegado el momento de retirarse como bailarín, así lo hizo. Desde entonces se ha dedicado a la enseñanza y la coreografía, trabajos que le han hecho merecedor de premios. Entre estos cita los que entrega Acroarte y la Cervecería, el Talía de Plata, el Dorado y el Coreógrafo de las Américas, del Kennedy Center. La organización Jaycees 72 lo exaltó al Círculo Supremo de Plata.
Yo he tenido muchas satisfacciones; es muy ardua la labor, porque hay que mantenerse todo el tiempo, asegura e indica que de su escuela Ballet Concierto han salido jóvenes que han ganado becas y concursos.
El coreógrafo destaca que el Ballet Nacional ha adelantado y que la compañía ha hecho muy buenos espectáculos.
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Su nuevo reto La bella durmiente
Carlos Veitía y su escuela presentarán el fin de semana próximo el ballet La bella durmiente en el Teatro Nacional Eduardo Brito. Esta reconocida pieza de la danza mundial será protagonizado por Yeri Peguero y Lisette Justo del Ballet Concierto. Las jóvenes estarán acompañadas por Maikel Acosta, del Ballet Nacional Dominicano, y Matthew Prescott, del Joffrey Ballet de Nueva York. Veitía está muy ilusionado con esta puesta en escena ya que le permitirá al público conocer a la nueva generación que se está formando.