Cary Grant: Tan seductor como inseguro

Cary Grant: Tan seductor como inseguro

El actor británico autodidacta Archie Leach protagonizó el mismo papel durante toda una vida al transformarse en una leyenda de Hollywood conocida como Cary Grant.

Las razones por las que este hijo de una familia destruida se escondió detrás de lo que en Hollywood pasaba por encanto y masculinidad son otra historia muy diferente.

En la biografía de una estrella más divertida y reveladora en años, Scott Eyman explora la fenomenal carrera de Gran y cuenta realidades que pocos conocen.

El encanto de Cary Grant no tenía límites y supera el paso del tiempo. Más de medio siglo después de su esplendor, comedias como “Bringing Up Baby” (La adorable revoltosa) y “His Girl Friday“ (Ayuno de amor), romances como “The Philadelphia Story” (Pecadora equivocada) y “An Affair to Remember” (“Algo para recordar“, también conocida como “Tú y yo“), la cinta de aventuras “Gunga Din” o cualquiera de sus cuatro películas con Alfred Hitchcock, sobre todo “Notorious” (Tuyo es mi corazón) y “North By Northwest“ (Intriga internacional), siguen cautivando a las audiencias.

Grant adoptó en su vida privada la imagen que transmitía en las pantallas, pero no le resultó fácil.

Como explica Eyman, el joven Archie Leach tuvo una infancia pobre en Bristol, Inglaterra, y su padre era un bebedor que puso a su madre en un asilo cuando él tenía 11 años, y le dijo a él que ella había muerto.

De adolescente, Archie frecuentó las salas de conciertos y disfrutó del ajetreo de los escenarios.

Dejó los estudios para unirse a un grupo de saltimbanquis que viajaban por el interior de Inglaterra.

Posteriormente se fue a Estados Unidos y trabajó en vaudeville, al tiempo que pulió su capacidad de hacer reír a la gente.

Era atractivo y eso encajaba bien con los espectáculos románticos livianos en boga en los teatros de Nueva York. Pronto irrumpió en Hollywood.

En 1932, a los 28 años, trabajó en su primera película, con un nuevo nombre artístico que enterró más todavía su pasado. Intervino en una docena de cintas y en 1937 alcanzó un estrellato que jamás imaginó con “Topper” (Fantasmas bohemios) y “The Awful Truth” (La pícara puritana).

En su vida privada, sin embargo, se sentía fuera de lugar y luchaba contra el sentimiento de abandono.

En momentos en que su carrera florecía, su padre la confesó que su madre no estaba muerta. Grant la instaló en una residencia privada en Bristol, pero su estado mental siguió siendo frágil y ella representó una dura carga emocional por cuatro décadas.

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