MIAMI— Una jueza federal de Miami accedió el miércoles al pedido de un sospechoso clave en el asesinato del presidente de Haití Jovenel Moïse, y resolvió postergar por al menos 30 días sus audiencias.
El empresario de doble nacionalidad haitiana y chilena Rodolphe Jaar enfrenta dos acusaciones: asociación ilícita para cometer un asesinato o matar fuera de Estados Unidos, y suministrar apoyo material que resultó en muerte, sabiendo que esa ayuda sería utilizada para preparar o realizar una conspiración para matar o secuestrar.
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En una breve audiencia en la que por primera vez se presentó en persona en los tribunales desde que llegó a Estados Unidos el 19 de enero, Jaar respondió que sí, en inglés, cuando la jueza Lisette Reid le preguntó si había hablado con su abogado del pedido de postergar las audiencias por 30 días. Respondió también que sí cuando la magistrada le preguntó si entendía lo que estaba haciendo y si estaba de acuerdo.
Tras un breve interrogatorio que incluyó preguntas sobre su edad, nombre, y educación, Reid aceptó la solicitud. La fiscalía no se opuso.
La decisión de Reid significa que Jaar tendrá más tiempo para presentar su declaración de culpabilidad o inocencia, y le dará más tiempo a los fiscales para que presenten evidencias que sustenten las acusaciones. Podría también permitirle a ambas partes llegar a un acuerdo, algo que los acusados suelen hacer para ver reducidas sus condenas a cambio de cooperar con la investigación.
Moïse, de 53 años, fue asesinado el 7 de julio, cuando un grupo de personas desconocidas irrumpió en su residencia privada en Puerto Príncipe.
Otra jueza había fijado la audiencia del martes como una oportunidad para que Jaar, de 49 años, pudiera pedir su libertad bajo fianza. Pero la fiscalía había adelantado su oposición alegando antecedentes criminales del empresario, y el abogado defensor no mencionó el tema en la audiencia.
Jaar, quien dijo haber estudiado administración de negocios y economía, permanece detenido en una prisión del centro de Miami, con derecho a visita de su abogado Joaquín Padilla. Se trata de un defensor público que le asignó una jueza tras determinar que no tenía recursos para pagar uno privado.
Debido a la cuarentena de 14 días que tiene que cumplir Jaar por la pandemia, Padilla aún no ha podido reunirse en persona con él en la cárcel. Por ahora sólo han hablado por teléfono, pero el martes el abogado se acercó a conversar con su cliente en persona minutos antes de que comenzara la audiencia.
La próxima audiencia había sido programada para el 3 de febrero, pero la jueza aceptó postergarla y deberá ahora fijar una nueva fecha. No la reveló en la audiencia.
Jaar llegó esposado y con grilletes en sus tobillos. Vestía uniforme de pantalón y camisola beiges de presidiario, y cubrebocas. Por la pandemia de coronavirus, sólo un puñado de personas estaban presentes, entre ellas su abogado, la fiscal Andrea Goldbarg, la jueza y sus asistentes, y un par de periodistas.
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