El abogado de la familia de Orlando Jorge Mera calificó ayer como “un absurdo” decir que la muerte del ministro de Medio Ambiente fue un homicidio, cuando las pruebas recolectadas hasta ahora indican que se trató de un “vil asesinato”.
Miguel Valerio dijo que no solamente el acta del Instituto de Ciencias Forenses (Inacif) revela la “saña” con que Miguel Cruz atacó con un arma de fuego a un funcionario indefenso, sino, que, también, está la ruta que siguió, lo que dijo e hizo antes de llegar al Despacho del dirigente político.
“El asesino tenía un móvil claro: le habían negado unos permisos e insistía en ellos, y al no conseguir lo que quería se trasladó al Ministerio armado, con una maleta y pasaportes para huir, porque sabía de antemano, lo que iba a hacer”, manifestó.
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Indicó, además: “Se peleó en un departamento, le dio un manotazo en la frente a un empleado, subió a la fuerza al despacho de su víctima, y allí le disparó 13 veces, impactándola con seis y, no conforme, se le acercó para asegurarse de su designio de asesinarlo”, agregó.
El abogado penalista agregó que una vez cometido el hecho, Cruz quiso seguir su plan e huir “pero por la imposibilidad de su hija moverse, porque el Ministerio de Medio Ambiente fue cercado, se fue a una iglesia.
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“¿Si no fue a asesinarlo, por qué cuando lo vio caer herido no se arrepintió y llamó pidiendo ayuda?”, se preguntó Valerio.
Refirió que según insinuó Orlando Salvador en la audiencia, el único amigo que tenía Cruz era Orlando, porque mucha gente le había “cerrado las puertas”.