Cayetano Rodríguez del Prado, autor de la obra “Notas Autobiográficas, Recuerdos de la Legión Olvidada”, que recoge sus vivencias durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, los años tras el derrocamiento del gobierno de Bosch y el gobierno de los 12 años de Joaquín Balaguer, entiende que se deben ayudar a mejorar la situación de Haití, pero manifestó que la solución no está en disolver ni destruir el país para lograrlo.
“No hay nación que resista una inmigración descontrolada indefinidamente”, dijo Rodríguez del Prado, quien fue el galardonado en el año 2008 con el Premio Nacional de Historia por el citado libro, que tiene como propósito evitar que fueran olvidadas las personas militantes del Movimiento Popular Dominicano (MPD), provenientes de los sectores pobres de la sociedad y que no tenían prensa ni medios que reconocieran sus luchas por la soberanía, las reivindicaciones y la democracia del país.
En su tratado, además, recuerda a los participantes del MPD, así como también hace mención al Movimiento 14 de Junio (1J4), el Partido Socialista Popular (PSP) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Rodríguez del Prado explicó que el movimiento del 24 de abril inicio como un contragolpe militar que permitiría restablecer el orden democrático de República Dominicana con el retorno a la presidencia de Juan Bosch, interrumpida el 25 de septiembre de 1963 mediante un golpe de estado.
Se refirió al expresidente como un idealista, intelectual y escritor, más no lo considera como un político de combate frontal.
“Cuando él vio las fuerzas que se oponían sencillamente lo derribaron y él aceptó esa situación. No puedo decir que no luchó, pero no lo hizo con la fuerza que algunos esperaban”, consideró.
Afirmó que cuando inició el movimiento las agrupaciones de izquierda que existían en el momento no fueron informadas por los militares.
“Se pensaba hacer sólo un movimiento militar pero la situación se les fue de las manos porque es muy difícil hacer algo democrático sin la participación masiva del pueblo”, declaró.
Sin embargo, una vez descubrieron los planes de la revolución mantuvieron una participación activa en los mismos junto con las bases del PRD y el ala progresista del Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC) que no estaba comprometida en la conspiración y a asonada militar que derrocó a Bosch.
Cuando las tropas norteamericanas desembarcaron en el país el 28 de abril parte de mis militares constitucionalistas que participaron en la revuelta decidieron retirarse alegando que no estaban preparados para enfrentarse con los norteamericanos.
Por este motivo, le cedieron las armas a los civiles para que sean éstos quienes luchen por la independencia nacional. De acuerdo con el experto, quedaron aproximadamente 250 militares combatiendo junto a la población.
“Los norteamericanos no se imaginaron nunca que el pueblo dominicano les iba a hacer frente y no se iban a rendir fácilmente”, dijo.
La revolución de abril fue un hecho que repercutió en todo el mundo, de manera que República Dominicana recibió el apoyo de diversos mandatarios al rededor del globo. México, Cuba, Francia y China fueron algunos de los países que respaldaron la lucha del pueblo dominicano contra la invasión liderada por Estados Unidos en aquel entonces se pronunció el presidente francés Charles de Gaulle, el líder chino Mao Tse-Tung, Gustavo Díaz Ordaz de México y Fidel Castro de Cuba.
Mientras tanto, otras naciones, que Rodríguez calificó como “títeres de los Estados Unidos”, apoyaron a los norteamericanos con el objetivo de darle legalidad a la invasión. Destacan Brasil, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Paraguay.
Para Rodríguez, la lección de estos acontecimientos es que una vez se produce el momento determinante, el pueblo dominicano se une en defensa de su nación y su independencia de poderes extranjeros.
Durante el encuentro, también se refirió al problema de la migración haitiana en el país. Consideró que diversas organizaciones internacionales entienden que los problemas del vecino país deben resolverse a costa del pueblo dominicano.
El escritor dijo que las migraciones son buenas en todas las naciones siempre y cuando se efectúen de manera controlada y logrando obtener beneficios para ambos países.
Manifestó que el país no puede tener un porcentaje de nacionales haitianos tan elevado que ocasione la pérdida de la nación dominicana.
Aclaró que no está de acuerdo con que se inicien persecuciones en contra de los haitianos, sino, más bien establecer una reglamentación adecuada en migración, que sea cumplida por aquellas personas que deseen residir en el territorio nacional.
“Cada país tiene derecho a defender su soberanía, eso no es lo mismo que el racismo”, afirmó.
Sobre los individuos que justifican la migración haitiana alegando que en el país también hay una gran cantidad de venezolanos, Rodríguez dijo que en proporción, los nacionales haitianos representan un número mucho más elevado que los venezolanos.
“Por cada venezolano que hay en el país hay 90 o 100 haitianos si no es que más”, declaró.