Fue como si el tiempo se detuviera y en alas de la imaginación viajáramos a la Sala de la “Sociedad La Dramática”, en la que nuestros próceres presentaban obras de teatro como medio para despertar el ideal libertario.
El dramaturgo Giovanny Cruz, en su obra “El último personaje de Cecilia B”, nos daría sin proponérselo, un motivo más para sentirnos atrapadas en el tiempo.
Luego de sus investigaciones y basado en un personaje real, Cecilia Baranis, famosa actriz del siglo XIX, Giovanny Cruz construye un texto apasionante, apegado a la historia con ribetes de ficción, que dan ese toque mágico en el que envuelve la historia de “Cecilia B”, nombre como era conocida la actriz, al ella despojarse de su apellido por puro narcisismo, característica peculiar de muchas divas.
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La puesta en escena
Los diferentes componentes de la representación, son ensamblados y coordinados por el director Fausto Rojas, que logra transponer la escritura dramática del texto en escritura escénica, y batuta en mano, cual director orquestal, pauta el ritmo de la acción, y la progresión continua de la partitura. La escenografía creada por Fidel López se adapta al proyecto dramático, recrea con elementos alegóricos cada escena, posibilitando la movilidad de los actuantes, dentro de un espacio escénico muy limitado.
El sonido y las sirenas de un tren llegando a la estación es una especie de preludio, inicia la acción. Cecilia B. hace su entrada en un abandonado camerino, acompañada de Ramón, el que fuera tramoyista del teatro, personaje esencial, conocedor de su historia.
Luego de años en retiro y para muchos fallecida, Cecilia B. ha decidido regresar para indagar sobre un abominable crimen del que se declara “presumiblemente no inocente”, inicia el ritual de esta obra que nos atrapa sin dejarnos aliento, hasta el final.
El Texto y toda la parafernalia teatral solo tienen sentido a través del elemento único e insustituible, el actor, la actriz. La escogencia de Nileny Dippton para encarnar a Cecilia B. ha sido un gran acierto del director Fausto Rojas.
Su actuación nos ha conmovido, descubrimos en ella un gran potencial dramático, y no es que sea una debutante, pero con esta interpretación alcanza un nivel superior. Giovanny Cruz con esta obra le ha dado la oportunidad de mostrar su versatilidad, histrionismo y la capacidad de crear ese vínculo intangible con el espectador.
En cada fragmento, Nileny Dippton asume un nuevo reto, se convierte en la Julieta de Shakespeare, y su eterno amor imposible. Luego en una escena impactante, se transforma en Lady Macbeth, mujer fuerte, lava sus manos, se ciñe la corona, decidida a conseguir su deseo.
Entre episodios se escucha un dulce vals, música referente que se convierte en un decorado acústico. Otro elemento que adiciona a la puesta en escena, es el vestuario apropiado a cada época, excelentes diseños de Sócrates Cabral.
En otros pasajes y dando rienda suelta a su capacidad interpretativa, Nileny asume personajes de la Grecia Clásica, es Electra de la tragedia de Sófocles, y con gestualidad elocuente transmite la amargura y rencor del personaje.
Cambia el gesto, y con mirada inquisidora se convierte en Medea, la hechicera, de la obra de Eurípides.
Un personaje cual hilo conductor, va hilvanado las escenas, es Ramón, que se dirige a Cecilia, hablando en taranto, griego, inglés. La actuación de Wilson Ureña, entre la pantomima y el silencio insondable, es conmovedora… nadie conoce a la diva como él.
La permanencia en el tiempo que Giovanny Cruz otorga a Cecilia B. bajo el predicamento de que las grandes actrices nunca mueren, propicia un momento fascinante, donde la diva frente a su espejo, cómplice de sus cavilaciones, y entre humaredas y efluvios etílicos, visiblemente afectada, se levanta y canta “La vie en Rose”, famosa canción de una época aún distante, que se convierte en metáfora del trascender.
Nileny Dippton muestra otra faceta, la de cantante, pero más que un simple cantar, consigue a través de la mirada, y la expresión elocuente, una comunicación cercana con el público. La despedida de Cecilia B. de los escenarios anticipa el final, y se convierte en el personaje central de la obra del escritor español Francisco Martínez de la Rosa, “La Viuda de Padilla”.
Nileny convertida en esa figura decimonónica, consigue otro momento inolvidable. Con esta escena sentimos de nuevo esa sensación que nos retraía en el tiempo, Giovanny Cruz, nos remitía a la Sala “La Dramática”, donde esta obra fue presentada, por nuestros patricios.
El final de la diva estaba cercano. Ramón, visiblemente perturbado le comunica que han venido a detenerla, Cecilia B. resignada, avanza, se produce una escena que es pura poesía visual, se escuchan los sonidos de un tren… el último que tomará la gran actriz.
Para Nileny Dippton, esta obra marca un antes y un después, para Giovanny Cruz un paso más, ascendente, como dramaturgo. Los invitamos a presenciar esta producción y disfrutar del buen teatro.