Que un abogado se atreva a proferir la amenaza, que quiso disfrazar de advertencia, de que la empresa de su cliente desconectará el sistema de semáforos del Gran Santo Domingo luego de que la jueza de la Octava Sala de la Cámara Penal rechazara un recurso de hábeas corpus que interpuso contra la Dirección General de Contrataciones Públicas no debe ser visto como otra anécdota más que ilustra la impune temeridad de algunos defensores, sino como lo que realmente es: un vulgar chantaje del que hay que tomar nota, pues está en juego la seguridad de sus residentes.
La amenaza del doctor Carlos Balcácer, quien tuvo la “cortesía” de advertir a los ciudadanos que salgan temprano de sus casas para que puedan llegar a tiempo a sus centros de trabajo, alborotó las redes sociales, a tal punto que el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) tuvo que emitir un comunicado ofreciendo garantías de que el sistema se semáforos continuará funcionando.
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Y, efectivamente, los semáforos funcionaron con total normalidad, por lo que no se produjo el gigantesco caos con el que se nos amenazó con tanta ligereza. Pero ha quedado una gran duda sobre la posibilidad de que algo así pueda ocurrir en el futuro por cualquier causa o motivo, ya que según el abogado de Transcore Latan SRL el contrato estipula que la empresa de su cliente tiene el control del sistema de semáforos, por lo que si se suspende significaría que se “desemaforice” el Gran Santo Domingo y a Dios que reparta suerte y mucha mucha paciencia.
Como no queremos que eso ocurra, y se supone que quienes dirigen el INTRANT menos que nadie, está claro que bajo ninguna circunstancia puede permitirse que una empresa privada, llámese como se llame y sea propiedad de quien sea, tenga ese poder en un área tan sensitiva. Y si así fuera, como asegura el doctor Balcácer, estamos ante otra razón más para rechazar ese contrato y la forma en que fue licitado.