China se avecina: El prólogo de Wilfredo Lozano

China se avecina: El prólogo de Wilfredo Lozano

Mukien Adriana Sang

China se avecina: El prólogo de Wilfredo Lozano. La obra “La migración china en República Dominicana” (1961-2018), de mi autoría, fue publicada gracias al apoyo del Instituto Nacional de Migración, cuyo director, el doctor Wilfredo Lozano prologó.

Por el interés que guardan las ideas del prólogo, he querido publicar en la columna un fragmento, ya que el espacio que disponemos en la columna no es suficiente para su extensión.

El libro que el lector tiene en sus manos, La migración china en República Dominicana 1961-2018, reviste gran importancia en la literatura sociológica e historiográfica sobre las migraciones. Por un lado, presenta un riguroso análisis del proceso de inmigración de chinos hacia el país durante la época contemporánea.

Por otro lado, brinda la oportunidad de apreciar en sus consecuencias sociales, económicas y políticas el impacto del que quizás es el caso más exitoso de inmigrantes hacia el país desde el siglo XIX hasta nuestros días; entendido por «exitoso», a partir de las características excluyentes que han tomado históricamente los flujos inmigratorios y que, en el caso de los chinos, en cambio, significó una experiencia de inclusión e integración social.

Este volumen viene a llenar un vacío en la literatura dominicana sobre la inmigración china y abre un campo inexplorado de investigación, que ojalá estimule a los jóvenes historiadores y sociólogos a seguir la ruta del estudio de estos diversos procesos inmigratorios y sus contribuciones a la diversidad sociocultural de nuestro país. La presente publicación adquiere mayor relevancia, si consideramos que hoy día la República Popular China se ha constituido en uno de los ejes más dinámicos de la economía mundial y, sobre todo, en uno de los polos articuladores del equilibrio hegemónico entre los Estados que integran la comunidad mundial. Indudablemente, el libro de Sang Ben ayuda a dilucidar cómo esta emergente hegemonía a escala planetaria, adquiere significado y proyecta consecuencias determinantes en la región latinoamericana y caribeña, específicamente en una economía en desarrollo como la dominicana. (…)

El diseño metodológico que asume la autora coloca a las administraciones de gobierno como los ejes articuladores y orientadores de las políticas de inmigración tras la ejecución de Trujillo, en específico la china en sus sucesivas etapas. Más no olvidemos que fue bajo las premisas políticas dispuestas por Trujillo que se orientó históricamente el curso del proceso inmigratorio asiático hacia el país.

En este largo devenir histórico-social, se distinguen las siguientes fases: la crisis política entre 1961-1966 y los inicios de la construcción de «la comunidad china»; el gobierno de los doce años de Balaguer (1966-1978), en el cual se destaca la contribución china a la cultura del arroz; los gobiernos del PRD (1978-1986), durante los cuales se fortalecen las inversiones provenientes de Taiwán, la colonia china asume mayor importancia y aparece el fantasma de los flujos inmigratorios ilegales de población china.

Posteriormente, la autora analiza los conflictos entre «las dos China» y su reflejo en el país, tanto en materia de comercio e inversiones como de organización corporativa y visión cultural. Finalmente, asume el análisis del impacto de la competencia entre la China continental y Taiwán, que culmina con el triunfo de la primera, la apertura de las relaciones diplomáticas entre la República Popular China y la República Dominicana y el rompimiento con Taiwán, así como el desarrollo de un nuevo esquema de relaciones económicas. En una tercera parte, se analiza la evolución del perfil sociodemográfico de la inmigración china y los procesos de naturalización entre 1950-1996. (…)

Muy probablemente fueron las circunstancias geopolíticas las que impulsaron a Trujillo a incentivar de modo sistemático la inmigración china al país, sobre todo, tras la intensificación de la Guerra Fría. Sang Ben brinda en su libro, información relevante que permite sostener que Trujillo pronto apreció la potencialidad de la contribución china al desarrollo agropecuario, sobre todo, en la producción arrocera.

Bajo el balaguerismo (1968-1978), el Estado dominicano continuó fortaleciendo la cooperación técnica con Taiwán en el sector arrocero, a lo que se añadió el interés público por las inversiones chinas en el sector industrial, principalmente en las etapas iniciales de la constitución de zonas francas. Los gobiernos del PRD profundizaron esa línea de cooperación con Taiwán, lo cual se hizo más patente durante la administración de Hipólito Mejía. (…)

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Sin embargo, el tráfico ilegal de ciudadanos chinos no afectó las buenas relaciones de República Dominicana con Taiwán, las cuales tendieron a fortalecerse en los planos comercial y tecnológico. Otro aspecto relevante fue la función geopolítica de la inmigración china, que tampoco dañó su dinámica.

La importancia de la notable presencia china en el país no se debió tanto a su peso demográfico, sino, a su impacto cultural. La inmigración china constituye un ejemplo del valor del capital cultural de un grupo inmigrante para su adaptación y asimilación a la sociedad de acogida. En su libro, Sang Ben nos ofrece múltiples muestras de esa dinámica, no solo en términos de integración social, sino, también, en cuanto al éxito económico como parte de un esquema en el que el apoyo comunitario representa un recurso imprescindible.

En el caso dominicano, la estabilidad de ese apoyo ha sido requisito indispensable para esa capacidad adaptativa, la cual hubiera sido más difícil sin el aporte del capital cultural del grupo de origen y referencia.

La China se avecina (…)

La China pos-Mao logró poco a poco situarse en la escena latinoamericana como un componente fundamental de las economías de la región, sobre todo, en el llamado Cono Sur. Piénsese en las economías de Brasil y Argentina, cuyas capacidades exportadoras, en la última década del siglo XX y las dos primeras del XXI, encontraron en el mercado chino un receptáculo para sus productos, principalmente los procedentes del sector agropecuario. Hoy día, desde una amplia perspectiva regional, la República Popular China tiene una presencia significativa y en expansión en el conjunto de las economías, y constituye una realidad que ha recompuesto el marco geopolítico de las relaciones de Latinoamérica y el Caribe. (…)

Sin embargo, el reacomodo de la geopolítica y la geoeconomía regionales, que abrió espacio a la influencia china en el ámbito latinoamericano y caribeño, no trajo como secuela oleadas migratorias procedentes de la China continental; más bien los flujos de inmigrantes de esa región continuaron nutriéndose de Taiwán, pero sí se inauguró un capítulo caracterizado por la irregularidad de población inmigrante proveniente de áreas como Hong Kong.

Habrá que dar más tiempo para analizar con mayor objetividad el impacto de la apertura regional hacia la China continental. Es claro que hoy día China representa una fuente de emigrantes hacia el Caribe, y también un foco de poder económico e influencia geopolítica.