Si en vez de sonar con dominios y control las naciones avanzadas despertasen de esas pesadillas y construyeran plataformas de cooperación, la mayor parte de los grandes problemas del mundo actual se pudieran solucionar y, prácticamente, no habría techo ni “cielo” que impusiera límites al conocimiento ni variables que desafíen al ser humano del siglo XXI, ya fuese en el universe infinito o en las entrañas de la Tierra.
Si los que pretenden frenar el desarrollo de otros mirasen por el retrovisor de la historia sobre situaciones que ellos mismos provocaron, comprobarían, y se convencerían, de que en el mundo de hoy, cuando abundan ingeniosidad, sabiduría y recursos no hay espacio para descarrilar a ningún país. Mucho menos si es una nación determinada a progresar y avanzar.
En 2011 el Congreso de EEUU aprobó una resolución prohibiendo cualquier transacción con China que esa nación pudiese utilizar para desarrollar su programa espacial. Consecuentemente, Beijing desarrolló una tecnología autóctona y ha construido una estación espacial donde hay ahora 6 taikonautas en órbita. En el siglo XXI no hay atajo ni escondrijo para la ciencia.
Puede leer: Quiebra del multilateralismo
La guerra tecnológica se centra en estos momentos en los semiconductores y, nuevamente, EEUU ha prohibido cualquier suministro a China que le permita desarrollar su producción de chips. Sin embargo, el mayor productor de chips de China -Semiconductor Manufacturing International Corporation, SMIC, bajo sanciones norteamericanas desde 2020- acaba de informar los resultados corporativos de 2022 habiendo ingresado 7273,3 millones de dólares, superando su producción de 2021 en 33,6%. Sus beneficios netos alcanzaron los 1817,9 millones de dólares. Aunque reconoce ciertas incertidumbres para este primer trimestre de 2023 no duda de los resultados anuales.
Beijing invierte fuerte en ciencia y tecnología, por ello lidera el sector de acuerdo con los rankings de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual -OMPI-. Solo las principales compañías de Internet y de servicios relacionados, invirtieron 11450 millones de dólares en Investigación y Desarrollo -I&D-, el pasado año. El presupuesto para ciencia y tecnología crece año tras año. Hasta septiembre 2022 el país tenía mundialmente registrada la posesión de más de 3.15 millones de patentes de invención válidas, sólo en la parte continental del país. Más del 30 de esas patentes corresponden a industrias emergentes estratégicas: creatividad digital, manufactura de equipos de alta gama, vehículos de nueva energía entre muchas otras áreas. El horizonte sería infinito si todos optan para cooperar y el mundo lo agradecería.