Cielo Naranja
Intelectuales

<STRONG>Cielo Naranja<BR></STRONG>Intelectuales

Al encontrar a los dominicanos  fuera del país dominicano te irás con un saco de problemas, quejas, a veces esperanzas, si es que estás de suerte. Peor aún si estos dominicanos son intelectuales, y mucho más terrible si es que tienes que leerlos o verlos día a día.Ya Woody Allen re

cordaba, como muchos sabrán, aquello de que los intelectuales son como la mafia, se matan entre ellos mismos. ¿Marca de Buster Keaton la de nuestros intelectuales, de nunca reír pero haciendo reír?

Somos especialistas de la queja, de la compasión. Hay nombres que luego de emerger te confirmarán que algo anda más mal que nunca, que este país es insufrible, insoportable, que todo apesta. Recuerdo una serie de artículos del desaparecido Ramón –El Chino-Ferreras en el también desaparecido periódico El Sol, allá a principios de los ochenta, con el paradigmático título: «Frase cuatricentenaria: esto se jodió»

La gente tiene que sacar sus frustraciones personales. La crítica, por otro lado, es necesaria. El problema es cuando se hacen de los dedos que señalan los únicos dedos en el cuerpo, sin tomar en cuenta que habrá diecinueve más, y que cada dedo cumplirá alguna función.

Lo preocupante es convertirse en un apóstol de la queja, instalando con ello un discurso donde el que no se queja, está en pecado. La ventaja de los quejosos es que serán mayoría nacional, gente que necesitará consolación, huérfanos de toda alegría, muchas veces incapaces de aceptar que antes de la preocupación debería haber ocupación, como bien recomiendan los libros de autoayuda.

Me gustaría preguntarles a los especialistas de la queja si alguna vez en su vida han sido felices. ¿Por qué son preocupantes el bienestar, la felicidad, la tranquilidad? ¿No tiene el ser humano derecho a la paz interna?

Siempre que pienso en la dominicanidad de los escombros –aquella de los años 60-, vuelvo al viejo tema de René del Risco. ¿Cómo es que entre los años 60 y 70 sólo haya surgido un literato que haya sido consecuente con esa chispa de la felicidad que a veces tanto quema?

Los que le endilgaron al autor petromacorisano el sanbenito de símbolo de «la frustración pequeño burguesa» no pudieron remontar aquellas barricadas ni salvarse de aquel «viento frío» que cayó después y que enroscaría hasta en los tuétanos.

Por suerte que tras los quejosos, como después de la tormenta, viene la calma. El primer decenio del siglo XXI ha visto surgir una generación inteligente, brillante, con un nuevo principio de placer. Los pantaloncitos cortos, la gordura, la vejez, las preferencias sexuales, todo se va asumiendo como los colores tan variados de la naturaleza, porque, ¿cómo se salvaría el mundo donde todos fuesen o aguiluchos o liceystas?

Pero por lo pronto los intelectuales quejosos, de todos los calibres, desde los de la Mañana y los Alternativos hasta los de la Cafetería y el Supermercado, están ahí.

Pero cuidado, yo también me estoy quejando de los intelectuales quejosos. ¡Cuidado!

http://www.cielonaranja.com
Espacio: Pensamiento: Caribe: Dominicano

Publicaciones Relacionadas

Más leídas