Las líneas que siguen me las ha dictado la señora Gabina Alcántara, residente en la Calle Jerónimo de Peña 13, de San Carlos. Ella quiere ser la voz de los habitantes de ese rincón casi olvidado de lo que una vez fue un barrio tradicional de Santo Domingo. Toda la calle, y en especial el Callejón de la Yaya, quiere agradecerle a Luis Acosta Morena, de la Oficina de Desarrollo de la Comunidad (ODC), todo el empeño que han puesto en la ordenación de las aguas negras del sector y en el mejoramiento de las condiciones de vida.
El Callejón la Yaya ha sido de múltiples estudios, preocupaciones de urbanistas, incluso Jaime Lucero escribió una obra de teatro sobre la zona, en un espíritu no muy lejos de Los bajos fondos, de Gorki.
Durante años el hacinamiento ha traído consigo la carestía del agua y el entaponamiento de los sistemas sanitarios. Tras cada lluvia la situación se ha ido complicando hasta llevar a situaciones casi epidémicas.
Las diferentes Juntas de Vecinos estuvieron tocando innumerables puertas oficiales. Las de la Oficina de Desarrollo de la Comunidad no sólo se les abrieron. El mismo director se movió a la zona, y sin muchas vueltas y tras el estudio de rigor, se procedió a drenar, a construir, a ordenar. De paso, se le suministraron enseres domésticos a algunas familias indigentes, a ancianos que si no fuera por la Parroquia del lugar, tal vez estarían al lado de San Pedro a estas horas.
Podrá ser una curita para enfermos inmensos, pero no importa: la gente de la Jerónimo de Peña ahora está más tranquila, menos enferma, y ahora quiere ser agradecida con un funcionario realmente atípico.
De Luis Acosta Moreta habla con frecuencia la prensa. Su accionismo a veces me recuerda al célebre alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, quien no tenía empacho hasta de desnudarse en público si había que llamar seriamente la atención por algo. Acosta Moreta cariñosamente El Gallo- con toda seguridad que no llegará a tales extremos, pero sí intentará cosas final, real y verdaderamente discutibles. En el caso de San Carlos, tanto del Callejón la Yaya como del Patio Azul donde reconstruyó viviendas luego de un voraz incendio-, al menos se tiene la demostración de que cuando el funcionario quiere hacer su trabajo, lo hace. Lo que vendrá detrás o lo que estará delante será harina de otro costal.
«¡Sed justos; lo primero, si queréis ser felices!», nos recuerda Juan Pablo Duarte. En estas horas donde la costumbre es reclamar y con razón-, velar por los manejos honrados de los bienes públicos y con mayor razón-, propicia es la ocasión para felicitar al funcionario que cumple con su palabra y se involucra con quienes de alguna manera lo han puesto en el puesto.
Espero haber complacido a la señora Alcántara, a la calle Jerónimo de Peña, a ese San Carlos trabajador que se merece mayor consideración. Y gracias al Gallo, por cumplir.