Los Bonos Navideños, tienen desde diciembre del 2020 dando de qué hablar, siempre con quejas de personas que no los reciben, otras que no pueden activarlos porque otra persona utilizó su cédula, apariciones de montones de tarjetas ya usadas tiradas en contenes (visto por mis propios ojos), o personas que van con un paquete de tarjetas a utilizarlas en un mismo establecimiento comercial a la vista de todos/as.
Como ya es una práctica común; este Gobierno no puede realizar un proyecto o tomar una medida distinta para llevar a cabo una política pública, sin la muletilla de echarle “basurita” al pasado, ya es tanto la insistencia con ese discurso, que cada día se hace más notable que en el fondo hay un tema de despecho y complejo partidista, que me atrevo a decir, que hasta raya en lo personal.
Ha de ser muy vergonzoso subir al poder ante una ola de tantas promesas sin base, llegar a manejar el Estado y darse cuenta de que ni la cantidad de magisters, doctorados y universidades de renombre que retumbaron en los spots comerciales de agosto del 2020 sobre los perfiles profesionales de quienes componen la nueva cartera de ministerios y direcciones, pueden tapar la evidencia de que personas de orígenes más humildes fueron mucho más capaces de aportar en la construcción de esta nación en mayor medida que los “popícratas”.
La sensibilidad social, la capacidad de ser equitativo en la repartición de los recursos y la sensatez de no exagerar en la concentración del poder y la economía en grupúsculos de oligarcas, es una cualidad que debe de importar más que nada, a la hora de gobernar un país.
No hemos avanzado nada en institucionalidad, al contrario, si nuestros gobernantes se habían caracterizado por la recurrente personalización en el manejo de la instituciones públicas, hoy se ha incrementado mucho más esa práctica. La Ley de Acceso a la Información Pública es cada vez menos respetada, como se muestra en la cantidad de recursos que se han tenido que llevar al Tribunal Superior Administrativo de parte de ciudadanos/as que no reciben las respuestas a sus demandas de información, procesos que garantizan la tan nombrada “transparencia”.
Por otro lado, es una pena lo poco que se ha avanzado en materia de lucha anticorrupción, ya que los grandes esfuerzos han estado enfocados a hacer tremendos espectáculos con despliegue de tropas especializadas y con una excelente cobertura mediática, sin embargo, como he dicho antes, la Marcha Verde trazó el camino hacia la normalización de la corrupción y la institucionalización del “FreePass” o pase VIP para algunas personas licenciadas en cometer cualquier tipo de actos irregulares en el manejo de la Cosa Pública, sin que les pase nada y hasta se ofendan cuando se les cuestiona.
Ya lo acontecido en el pasado diciembre del 2024 con los Bonos Navideños, roza con el mayor de los colmos, desde poner una base de datos generalizada de personas donde aparecíamos muchos sin tener que estar ahí, luego la plataforma la des-publican, se ven filas de entregas desorganizadas, y las imágenes del Señor Tony Peña Guaba repartiendo bonos a título personal, luego de tanto quejarse de las antiguas cajas navideñas.
Recientemente, el Ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza, se despachó diciendo que no se trata de irregularidades la falta de entrega de 400 mil tarjetas, las cuales, no llegaron a manos de quienes los necesitaban.
Esta es otra forma más de normalización de falta de capacidad, sinvergüenzadas e IRREGULARIDADES, aunque estén en proceso de preparar una explicación pública, la cual, esperemos que sea creativa, aunque no nos convenza.
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