No todo el mundo puede escribir un poema épico; pero millares de dominicanos sienten “viva emoción” al escuchar los versos de nuestro himno nacional. La poesía épica “conecta” los pueblos y les hace comprender todo lo que tienen en común. Las composiciones de carácter colectivo cumplen una misión aglutinante; también son estímulos al “amor propio” de cada comunidad, refuerzos sentimentales e intelectuales de la autoestima popular. José Reyes y Emilio Prud’ Homme son servidores permanentes del pueblo dominicano por una doble vía artística, musical y poética. Es penoso que muchos jóvenes no conozcan el texto íntegro del himno dominicano; no saben que está compuesto por seis estrofas de ocho versos.
Joan Manuel Serrat popularizó unos hermosos versos del poeta sevillano Antonio Machado: “Caminante, no hay camino,/ se hace camino al andar./ Al andar se hace el camino,/ y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca/ se ha de volver a pisar”./ La poesía lírica, como dijo el propio Machado, fija para siempre los afectos que desaparecen en el tiempo. Al revés de la poesía épica, la lírica enfatiza todo lo que es personal e íntimo. Y así como la épica enriquece tu sentido de “adscripción y pertenencia” a un grupo humano, la lírica ensancha el horizonte individual de tus sentimientos.
También Joan Manuel Serrat hizo un servicio público al difundir, convertido en canción, el poema de Machado. Miles de personas entraron en contacto con la penetrante filosofía machadiana, y pudieron conocer su particular manera de sentir la belleza. El billete de banco de más alta denominación en la RD, lleva las imágenes de José Reyes y Emilio Prud’Homme. Bueno es que circulen versos y rostros como circulan monedas por las manos de todos.
Habrá que encontrar algún modo de premiar a Serrat: por su contribución al buen gusto colectivo a través de medios “lírico-musicales”. Para hacerlo se sirvió de la obra de un extraordinario poeta de la lengua española. El éxito mundial de ciertos cocineros ha reforzado el auge publicitario de la gastronomía. Pronto añadiremos a la épica y la lírica, una poesía de cacerola que difundirá sus propios cantos. Serán épicos, líricos y gástricos. Unos “jingles” directos, económicos, eficaces, competitivos.