Concluimos el proceso electoral para la elección de nuestras autoridades, en donde participaron ciudadanos activos ejerciendo el derecho-deber del voto, como un ejercicio de participación en la gobernanza del país. De igual manera, el órgano rector electoral pudo ajustar los cambios normativos de la Ley No. 20-23, así como la rápida respuesta dada por el Tribunal Superior Electoral a los conflictos jurisdiccionales electorales, lo que constituye un ejemplo de eficacia, eficiencia, independencia y autonomía de los organismos que integran la gobernanza electoral dominicana.

A pesar de la publicidad desplegada por la JCE, debemos reconocer, el activismo de sus miembros para que los ciudadanos ejercieran el derecho al voto. Visitas casa por casa, en las juntas de vecinos, en los clubes, en las iglesias, en las universidades: aula por aula, montajes de mesas simuladas, fueron ejemplos de cómo motivar a las personas para que se presentaran el día 19 de mayo a votar.

Los niveles de abstención electoral tanto en las municipales como en las presidenciales deben de llamar la atención, motivo por el cual los partidos políticos deben analizar sobre el rol que juegan frente a sus miembros y simpatizantes. Otra situación preocupante y por superar es la compra de votos, manifestada en los informes de los observadores internacionales.

En este proceso, la participación de los principales candidatos en los debates sobre políticas públicas constituyó una primera experiencia para colaborar a crear un ambiente de diálogo y reflexión crítica, así como proporcionar a los electores información, evaluando sus propuestas, ayudando a tomar decisiones informadas.

La participación pacífica de los ciudadanos fue un ejemplo de ejercicio de civismo, resaltado por los observadores electorales, los cuales valoraron la armonía y compañerismo mostrado aún por los delegados de los partidos políticos que participaron en el escrutinio electoral.

Un actor por destacar es la participación de la mujer como miembro de las Mesas Electorales, papel mayoritario que desempeñó con responsabilidad y compromiso, así como en el activismo político. Sin embargo, nueva vez se presentó el recurrente comportamiento de los partidos políticos al presentar las listas de sus candidatos sin la observancia de la cuota de género. A pesar de la participación y de los avances en derechos y oportunidades de la mujer, existen barreras que impiden ser tomadas en cuenta para la plena participación en esferas de poder y toma de decisiones.

El voto penitenciario y el voto en casa fueron experiencias importantes en donde los privados de libertad en su condición de preventivos y personas con alguna discapacidad, problemas de salud o una edad avanzada, ejercieron su derecho. En esta ocasión el voto fue en el nivel presidencial en 21 recintos penitenciarios y desde sus casas participaron 98 personas que no pudieron trasladarse a los centros de votación, constituyendo un ejercicio de madurez democrática y de dignidad humana.

El uso de las redes sociales y la tecnología fueron herramientas importantes en este ejercicio para promover causas políticas, organizar eventos y movilizar a los votantes. Las campañas digitales y el activismo en línea constituyeron áreas donde los jóvenes jugaron un papel influenciando en la opinión pública y las narrativas electorales.

Se destacaron preocupaciones como el empleo, el cambio climático, la seguridad y la justicia. Muchos votaron por primera vez, ejerciendo su derecho consciente y ciudadano, otros se involucraron en la campaña política ya sea como voluntarios, activistas o como candidatos. Ellos introdujeron novedades en la manera de hacer política, al aportar energía, innovación y una perspectiva fresca que con entusiasmo revitalizaron el proceso electoral.

Un reconocimiento al presidente y candidato electo Luis Abinader, por contribuir al fortalecimiento de la gobernanza y la integridad electoral. Además, he de felicitarlo por su contundente triunfo, que sin lugar a duda lo compromete aún más con las profundas transformaciones que el país necesita