CIUDAD DE MÉXICO — Claudia Sheinbaum hizo historia al asumir el martes como la primera presidenta de México tras recibir la banda presidencial de manos de la histórica luchadora izquierdista Ifigenia Martínez, presidenta de la Cámara de Diputados.
En una ceremonia en el hemiciclo del Palacio de San Lázaro, el exgobernante Andrés Manuel López Obrador transfirió la presidencia a su hija política, Sheinbaum, una científica y exalcaldesa capitalina de 62 años.
La mandataria mexicana inicia su sexenio bajo el gran reto de hacer frente al problema de la violencia y bajo el legado de López Obrador, quien culmina su mandato como el gobernante más popular de la historia reciente de México.
Sheinbaum se ha comprometido a dar continuidad al modelo de su predecesor, que amplió los programas sociales y profundizó la militarización del país. Tiene por delante seis años en los que queda por ver qué cambios introduce y si le imprimirá la marca personal a su administración. Entre los reclamos más acuciantes, están los de los familiares 115.000 desaparecidos que se han quejado de la falta de atención del Estado mexicano.