La conexión y estimulación neuronal, junto a la neuro-plasticidad se producen en un cerebro ejercitado, con nuevo enfoque, nuevos espacios donde se conecta, se reinventa y fluye en la vida; sobre todo, consumiendo cultura. La cultura es lo que más incide en el cerebro, en las neuronas espejos y en los nuevos hábitos que, refuerzan y recompensan en la estimulación de un cerebro feliz.
Las personas con cerebro dañado, viven rumiando pensamientos parásitos, tóxicos, negativos, distorsionados y limitantes. Literalmente quedan atrapado en un pasado traumáticos, repiten los mismos patrones de conducta, los comportamientos son ritualistas, el carácter rígido e inflexible. Para mal, el cerebro dañado no consume la cultura, y se alimenta de actitudes emocionales negativas: tristeza, enojo, ira, resentimiento, odio, culpa y remordimiento.
Un cerebro ejercitado se mantiene activo con nuevo enfoque, activado con nuevos pensamiento, palabras y lenguaje, orientado, con juicio crítico, metas, objetivos y propósito de vida.
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Para ejercitar el cerebro hay que moverse, hacer ejercicios, leer dos horas diario, escuchar música, tener encuentro y tertulia, bailar, viajar, conocer, aprender a conectar, reconectar y fluir en la vida haciendo cosas diferentes.
Una persona que besa, abraza, ríe, camina, pasea, camina, su cerebro activa la oxitocina, serotonina, dopamina, norepinefrinas, endorfinas, etc. Esos químicos cerebrales estimulan y conectan con nuevas células, con estructuras cerebrales que tienen que ver con el estado de ánimo, el sistema parasimpático, y el sueño reparador.
Un cerebro activado en un adulto o adulto mayor es cuando se mantiene ejercitado y enfocado, con tareas y hacia una nueva socialización multidisciplinaria.
Las personas de cerebro sano asumen actitudes emocionales positivas: alegría, amor, compasión, solidaridad, altruismo, reciprocidad; O sea, persona que abrazan, regalan, entregan afecto, son energizante y derraman felicidad en las demás personas.
La cultura es lo que más influye en el cerebro y el espíritu. Las personas con analfabetismo emocional se alejan de la cultura, viven con prótesis en el espíritu, y se hacen esclavos de viejos traumas, y aprendizajes disfuncionales y tóxicos.
El cerebro necesita reconectar, aprender, estimularse y auto gratificarse de nuevas experiencias enriquecedoras que aumenten la química cerebral.
El automatismo de las redes sociales, la adición a las tecnologías, y el aislamiento social, van condicionando al cerebro, perdiendo su enfoque. Las funciones ejecutivas van perdiendo su funcionabilidad, su discriminación y su adaptación psicosocial y emocional.
Resumiendo, la clave de un cerebro feliz y funcional, se basa en consumir la cultura, ejercitarlo, aprender nuevos hábitos y nuevas funciones. No haga siempre lo mismo, no se haga predecible en todo, debido a que se cerebro se va haciendo mas lento, menos estimulado y menos creativos. Si desea ser un adulto mayor con buena cognición mental, apueste a un cerebro ejercitado y enfocado, esa es la clave.
Dejar de conectar, reinventarse y fluir en la vida es, dañar el cerebro, dejar de aprender y dejar de estimular las neuronas. No importa la edad, no importa la adversidad en la que se encuentre, al cerebro hay que mantenerlo enfocado, y estimulado para provocar una neurogénesis cerebral, o sea, nuevas células estimuladas y conectadas para producir nuevos pensamientos y mejor estado emocional.
La clave para fluir en la vida es aprender a conectar, reinventarse y mantenerse activo con un cerebro sano.