La Iglesia católica se desvinculó del Consejo Presidencial de Transición que se organiza en Haití, con la aprobación de la Comunidad del Caribe (Caricom), mientras el caos se apodera de las calles por la violencia de las bandas armadas, sumado a la falta de energía eléctrica en ese país.

El segundo ministro interino en Haití, y actual ministro de Economía y Finanzas, Michel Patrick Boisvert, emitió una quinta medida que amplía el toque de queda, en un intento por recuperar el control. En un aparente paso para crear un estamento de autoridad, Caricom recibió los nombres de seis de los ocho líderes haitianos que conformaran el Consejo Presidencial de Transición.

Los obispos en la Conferencia Episcopal de Haití (CEH), se distanciaron del Consejo Presidencial, donde tenían estatus de observadores del proceso para organizar elecciones presidenciales.

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En un comunicado de prensa indican que la decisión de mantener la distancia moral, es un la finalidad de cumplir la misión profética.

Los religiosos dejan claro que el CEH “no ha autorizado a nadie a representar a la Iglesia Católica en el Consejo Presidencial ni en ninguna estructura gubernamental”.

La Iglesia católica publicó su deseo de que las negociaciones conduzcan a un acuerdo patriótico genuino, “inclusivo y sostenible, en beneficio del pueblo haitiano. Animaron a todos los sectores a luchar por el bien común.

A medida que Caricom procura un acuerdo para evitar una guerra civil en Haití, en las calles se descubren cadáveres. Como ocurrió en Pétion-Ville y agresiones armadas a los habitantes de las comunidades de Laboule y de Thomassin.

La embajadora de Haití ante Unesco, Dominique Dupuy, describió el caos, la crisis y la inseguridad de su país en la 219 sesión del Consejo Ejecutivo, presentando a la capital de Puerto Príncipe, Haití, como “transformada en una tumba abierta”.